Manuel Lezaeta Acharán y la sintonía del ser humano con la naturaleza

Por Msc. Miriam Macías
Especialista en Terapias Naturales

 

Manuel Lezaeta Acharán fue un investigador de la medicina natural, abogado, profesor y escritor que nació el 17 de junio de 1881 y falleció el 24 de septiembre de 1959 en Santiago de Chile.  Sus principales obras son “La medicina natural al alcance de todos”,  “El iris de tus ojos revela tu salud” y “La medicina del padre Tadeo”.

 

 

Su historia fue muy singular. Corría el año 1899, cuando comenzó a estudiar Medicina. En esa misma temporada, debido a su vida disipada, cae víctima de las llamadas enfermedades sociales: sífilis y gonorrea,  por lo que se vio obligado a interrumpir sus estudios. Durante un largo periodo fue tratado por especialistas sin éxito alguno.  Resignado a morir, se va a un pueblo del sur de Chile, donde conoce al padre Tadeo de Wisent, quien lo sana con métodos naturales. A partir de entonces, y durante nueve años (1900-1909), estudió junto a su mentor los escritos de los precursores del naturismo, tales como Vincent Priessnitz y Sebastian Kneipp.

Lezaeta Acharán fue un pionero de la medicina natural en Chile. Creó la “doctrina térmica”, la cual permite establecer, por el examen del iris, la necesidad que existe en todo enfermo de afiebrar su piel y refrescar sus entrañas. Es decir, que la normalidad funcional del cuerpo depende del equilibrio térmico sobre la piel y las mucosas. Además, sostuvo que la Naturaleza es el mejor médico de los seres humanos. De esta manera, la clave estaba en potenciar la salud de las personas y no en combatir las enfermedades. Para ello, se hacía fundamental preservar la armonía de los seres humanos con los ciclos naturales del universo.

En consecuencia, Lezaeta Acharán expresó que cualquier enfermedad tenía su origen en un proceso de fiebre interna, específicamente en el área intestinal y del estómago, a la vez de una temperatura menor en la piel. Este desequilibrio es provocado por una alimentación inadecuada y procesos de eliminación deficientes.

En su decálogo de salud expresó que la sintonía del ser humano con la naturaleza se basa en respirar aire puro; comer alimentos naturales; ser sobrios constantemente; beber únicamente agua natural; tener suma limpieza en todo; dominar las pasiones, procurando la castidad;  no estar jamás ociosos; descansar y dormir solo lo necesario; vestir sencillamente y con holgura; cultivar las virtudes, procurando siempre estar alegres.

 

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