
“La última curda”
Por Humberto Márquez.- La primera vez que escuché, ¿quién sabe cuándo?, esa suerte de arrebato existencialista “La vida es una herida absurda”, y de remate: “Y es todo, todo tan fugaz que es una curda, nada más, mi confesión”; fragmento de “La última curda”, ese tango compuesto en 1956 por Cátulo Castillo con música de Aníbal Troilo, yo me dije “a este Cátulo hay que investigarlo”.
Pero ya en estos días de cuarentena, recordando “La Peste” de Albert Camus, entiendo que un carajo que estuvo a punto de llamarse “Descanso Dominical González Castillo”, se salvó porque el empleado del Registro Civil se opuso y terminó llamándose “Ovidio Cátulo”.
Con ese pedigrí de clásicos latinos, asestado al nacer por su padre literato y anarquista, José González Castillo, tenía que salir uno de los grandes poetas del tango, Cátulo Castillo… Continúa leyendo “La última curda”