Con mis libros no se meta

Por Marlon Zambrano.- Todos los días me pregunto si Google y la web 3.0 no me están achicharrando la memoria. A veces espero que sí, que la realidad virtual me esté robando mis capacidades neuronales y no una especie de Alzheimer prematuro que al final me deje postrado, flotando sobre nubarrones de olvido.
Algo así temió el Faraón Thamus cuando Hermes, el inventor de la escritura, le presentó su hallazgo: “… la memoria es un gran regalo que debe ser mantenido vivo entrenándole continuamente. Con su invención la gente no se preocupará por entrenar la memoria. Recordarán cosas no debido a un esfuerzo interno, sino por virtud mera de un dispositivo externo.” Lo cuenta Umberto Eco citando a Platón, y yo los cito a ellos en una especie de continuum hipertextual como el que hoy reina en la ideología de la Red.
La escritura se impuso. Luego los soportes físicos que la contenían se fueron solapando en la medida en que una tecnología sustituyó a la otra. Finalmente apareció la imprenta, un novedoso artilugio que significó una transformación paradigmática, pero sin tener que asesinar la memoria… Continúa leyendo Con mis libros no se meta

Charlie Watts no murió

Por Marlon Zambrano.- Claro que no murió. Como mucho, anda de parranda. Charlie Watts, baterista de los Rolling Stones, nos había prometido –al igual que sus compadres– la vida eterna. Y aún le creemos.
Muchos, discípulos de sus satánicas majestades, seguimos sus enseñanzas hasta que nos lo permitió el cuerpo, el alma y el bolsillo. Sexo, alcohol y rock and roll hasta que la edad y la crisis económica nos atestaron una patética estocada sobre nuestros delirios de rockstars.
Desde que ambicionamos formar fila en los ejércitos del mal, vimos a Watts como el chico de la trastienda, ídolo de rostro imperturbable y summum de la efigie inmortal que estaría allí para siempre, certificando los poderes de los pactos de sangre con el Diablo, envejeciendo solo desde el carapacho como el arquetipo del Fausto de Goethe, sin prebendas morales ni éticas, sino dejándose llevar, arrastrado por los instintos… Continúa leyendo Charlie Watts no murió

«Robar un libro no es robar»

Por Marlon Zambrano.- No conforme con escucharlos llamarnos “sudacas de mierda” entre dientes, teníamos que soportar ver bibliotecas municipales devastadas por la orfandad de la cultura universal represada en estanterías repletas de libros sin estrenar, asientos vacíos y funcionarios bostezando hasta el hartazgo.
Era un espectáculo desolador entrar a aquellos paraísos terrenales sin un Adán y, por lo menos, un par de Evas como para chancear con aquella cadencia del Caribe que a mí, en lo particular, nunca me sirvió demasiado sino para parecer que bailaba como un experto en un bar llamado La Negra Tomasa, a dos cuadras de la Puerta del Sol, donde danzaba al compás de los cubalibres robados y al amparo de la penumbra, lo que me dio ocasión de engañar a una gallega que hasta se quiso casar conmigo y llevarme a vivir a Barajas, a las afueras de Madrid… Continúa leyendo «Robar un libro no es robar»

El ciberdeseo

Por Marlon Zamabrano.- No había caído en cuenta de que algo estaba pasando, hasta que se acumularon las evidencias. En una tarde recibí por lo menos 70 solicitudes de amistad a través de Facebook, sin distinguir entre hombres y mujeres.
Nunca acepto ninguna, axiomáticamente, por la misma razón que cambio frecuentemente de nombre y dirección en mi descripción de perfil: para estar a salvo de los acreedores.
Sin embargo, al día siguiente, distendido y aletargado, me dio por aceptarlas todas pensando que era gente como uno, ladillada del encierro y lanzada a la inercia, buscando aforo para sus memes ridículos y sus comentarios expertos en cualquier materia, a lo que somos muy aficionados los venezolanos en persona o vía online… Continúa leyendo El ciberdeseo

Pandemia en casa

Por Marlon Zambrano.- ¿A que usted no sabía que su hijo tiene apenas 20 piezas dentales? ¿A que no recuerda que esa que pasa a su lado en bombacha tiene nombre y apellido y no es solo “la señora”, madre de sus hijos? ¿A que no distingue que la mancha en la pared de la cocina no es la aparición del rostro de Cristo, sino una filtración que brotó cuando se partió la canilla del fregadero, en marzo del año pasado?
Que levante la mano el que luego de un año y piquito de confinamiento, no esté a punto de enloquecer, orando a todos los santos para que este virus ponzoñoso desaparezca de una vez por todas del planeta.
Y no es que uno no quiera a su familia y no estime la arbitrariedad doméstica de eso que llaman hogar, es que la vida nos había acostumbrado a que ese peligroso territorio era un trance pasajero, un “momento especial”… Continúa leyendo Pandemia en casa

Diciembre para coger

Por Marlon Zambrano.- Entre los meses de septiembre y octubre nacen más niños en Venezuela. Es un valor estadístico consolidado por las maternidades, que manejan los obstetras para volver de las vacaciones a cavar sus trincheras y armar la carnicería de las cesáreas en sus clínicas privadas, ávidos de sangre.
El dato, sin embargo, tiene una lectura un poco más allá de lo medible y poderosamente revelador de lo imperceptible a la hora de analizar el comportamiento humano en una sociedad permeada por los imponderables: en diciembre la gente está cogiendo.
No es curiosidad ociosa ni información abstracta. El saber que en diciembre la gente copula (tira, garcha, folla) más que en cualquier otro mes del año, nos ofrece algunas coordenadas de las incógnitas que rigen la actitud de nuestros coterráneos en la cotidianidad navideña, más allá del predecible estupor frente al estallido de los precios de los ingredientes para la hallaca y el pan de jamón, amén del misterio que se oculta tras el origen y destino del pernil… Continúa leyendo Diciembre para coger

¿Cuánto pecamos durante la pandemia?

Por Marlon Zambrano.- Cuando las estadísticas salgan a relucir, si es que algún día las ofrece algún organismo oficial, se sabrá, a ciencia cierta, cuánta paja reinó en el mundo durante la cuarentena.
Uno lo puede inferir mediante la observación in situ, pues, como se sabe, al pajero (o pajera) se les reconoce por su aspecto descoyuntado, su mirada perdida y su desinterés por las cosas mundanas, que es como estigmatizamos a cualquier adicto.
En todo caso, la medición empírica –ahora que toda la atención se puede concentrar en la mirada de nuestro interlocutor, maniatado por el tapabocas– nos facilitará el trabajo de establecer un dato para nada ocioso: ¿cuánto pecamos durante la pandemia? Continúa leyendo ¿Cuánto pecamos durante la pandemia?

Marzo: el peor mes de nuestras vidas

Por Marlon Zambrano.- ¿Algo cambió? No sé, supongo que sí. El otro día intenté llegar a la terminal de pasajeros de donde parte el autobús que me traslada a mi hogar, y fui espantado por unos hombres embutidos en trajes blancos, disparando desde unos armatostes guindados sobre sus espaldas unos potentes chorros que iban barriendo las calles, barandas, vehículos
estacionados, paredes, gentes… Continúa leyendo Marzo: el peor mes de nuestras vidas