
4 horas laborales y 24 de productividad
Por María Teresa Canelones Fernández.- Cumplir sin chistar con una jornada laboral de ocho horas es como entrar en modo parálisis o en la escena de una película de terror en la que el fondo musical es un reloj agonizante, que declara una muerte lenta, pero inminente. Aunque una película de terror resultaría más estimulante por su grado de suspenso y expectativa, así que definitivamente no es la mejor analogía.
Puede que la personificación del mal tiempo, o del tiempo reducido a una oficina, o de cualquier espacio indicativo de un trabajo frustrante que debes realizar para no morir de desilusión (si ejerces la carrera que estudiaste), o para cubrir económicamente lo más básico de tu robotizada vida, también pueda semejarse al estridente sonido de una cacatúa minutera hambrienta de repetición. Ciertamente los excesos de la rutina no diferencian el caos, no por su evidente ceguera, sino por su embrutecimiento reproducido y normalizado… Continúa leyendo 4 horas laborales y 24 de productividad