Por Msc. Miriam Macías
Especialista en terapias naturales
Cannabis sativa es una planta originaria de Persia y del norte de la India, cuyos efectos terapéuticos aparecen reseñados en los antiguos tratados de medicina china y ayurveda. Los griegos y los romanos la utilizaron como analgésico y sedante, en ocasiones mezclada con opio, siendo estas fórmulas recopiladas por los médicos medievales. El nepente de los griegos era una bebida analgésica elaborada con opio, beleño y cáñamo.
El Cannabis actúa primordialmente como un depresor del sistema nervioso central (SNC), de forma similar a las benzodiacepinas y barbitúricos, excepto que da lugar a hiperreflexia (reacción anormal y exagerada del sistema nervioso autónomo), un rasgo propio de estimulantes psicomotores como las anfetaminas.
Esta planta contiene más de 60 componentes aromáticos policíclicos, que se denominan Cannabinoides. Ellos se encuentran presentes en toda la planta, en diferentes concentraciones, especialmente en las flores de la planta femenina. Los principales compuestos psicoactivos son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Ambos son de especial interés para fines medicinales, porque según investigaciones, el primero es psicotrópico y el segundo no, aunque aporta los mismos beneficios, tales como reducir el dolor, la inflamación, la fatiga, la ansiedad, el insomnio.
La Clínica Mayo informó que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) solo ha aprobado un medicamento derivado del cannabis y tres medicamentos relacionados con el mismo: Dronabinol (Marinol, Syndros), Nabilona (Cesamet) y Cannabidiol (Epidiolex). Los dos primeros se pueden recetar para el tratamiento de náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia en personas que no responden a otros tratamientos, así como para el tratamiento de la anorexia asociada con la pérdida de peso en pacientes con VIH/SIDA. El cannabidiol se puede recetar para el tratamiento de formas graves de Epilepsia infantil, como son el Síndrome de Dravet y el Síndrome de Lennox-Gastaut.
Los efectos adversos más habituales se producen en el sistema nervioso central (SNC) y son los siguientes: somnolencia, alteración de la memoria y la concentración, euforia, reacciones paranoicas, alucinaciones, mareos, tiempos de reacción lentos, latidos cardiacos más rápidos e irregulares.
De hecho, debe administrarse con precaución en personas con alteraciones cardiacas, con antecedentes de psicosis, en tratamiento con otros sedantes o hipnóticos, que tengan historia previa de abusos de sustancias, embarazadas, madres lactantes y menores de 18 años.
Actualmente se realizan investigaciones sobre la aplicación del cannabis en enfermedades tales como: Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), cáncer, enfermedad de Crohn, epilepsia y convulsiones, esclerosis múltiple y espasmos musculares, dolor crónico grave, náuseas severas y síndrome debilitante. Hasta ahora no se tiene evidencia de que el cannabis cura, pero atenúa los efectos de los síntomas de la enfermedad, lo que hace que el paciente se sienta mejor, con menos dolor y menos ansiedad.