Por María Elena Izuel
El 20 de marzo de 1861 un fuerte terremoto sacudió a Mendoza, destruyendo la ciudad y provocando la muerte de miles de personas, entre ellas la del sabio francés Augusto Bravard, quien estaba en la provincia para estudiar los sismos con un moderno instrumental. Había realizado pruebas y decía que el suelo mendocino no era firme, que si ocurría un terremoto iba a ser catastrófico para la ciudad. Ocurrió lo que él había temido: un fuerte terremoto, de más de 7 grados en la escala Richter, sacudió a Mendoza, dejándola en ruinas y provocando la muerte de miles de personas. El sabio francés, que había arribado al país invitado por el Gobierno nacional, murió entre las ruinas.
Con el objetivo de rescatar su cuerpo y el valioso instrumental, llegó a Mendoza su amigo Julio Gerónimo Balloffet, quien, si bien no consiguió su objetivo, colaboró en la reconstrucción de la ciudad.
Por decreto del 16 de marzo de 1863, el Gobierno provincial designó a Balloffet como el agrimensor que tendría a su cargo la confección del plano de la nueva ciudad, tal como se encuentra ahora, situándola un poco más al sur que la anterior. En el trazado de la nueva ciudad había diseñado anchas avenidas y muchas plazas, lo que fue rechazado por la Legislatura, porque consideraba que se desperdiciaba mucho terreno; pero finalmente intervino el Gobernador y se aprobó el proyecto. El diseño lo había hecho dejando espacios libres, en prevención de nuevos terremotos, para refugio de la población.
También se le encargó la nivelación de las calles, la distribución del agua, la plantación de árboles y la vigilancia de las construcciones, para que se hicieran con el máximo de seguridad. Posteriormente se le encomendó la ejecución del mapa de Mendoza mediante el método de triangulación.
Balloffet nació en Saint Etienne, Loire, Francia, el día 9 de julio de 1831. Estudió agrimensura en la Universidad de Lyon y al viajar a la Argentina solicitó la convalidación de su título, que tras rendir un examen le fue otorgada. Desde ese momento ejerció como agrimensor nacional por más de treinta años. Sus trabajos merecieron el reconocimiento de la posteridad por el rigor científico con que fueron realizados.
En 1868 Balloffet contrajo matrimonio en la Iglesia Matriz de Mendoza con Aurora Suárez, hija de don Nicolás Suárez, propietario de los terrenos ubicados en la margen Norte del río Diamante, terrenos que posteriormente heredó, en parte, el matrimonio.
Tres leguas al este del fuerte de San Rafael, en la actual calle Juan XXIII, fundó en 1871 un fuerte al que llamó Aurora, en honor a su esposa, y del que lamentablemente no se conservan restos. Tenía paredes muy gruesas, para resistir el ataque de los indígenas y de los cuatreros, lo rodeaba un foso, que se cruzaba por un puente levadizo, que al ser levantado cerraba la puerta de entrada. Era una maciza construcción de adobones. En carretas tiradas por bueyes, debió trasladar desde Mendoza, maderas y herrajes para la construcción.
Vendió gran parte de los terrenos y realizó el trazado de la Nueva Villa del Diamante, a orillas del río, en el sitio donde hoy se encuentra el barrio Balloffet.
En 1884 se radicó definitivamente en San Rafael e interesó a su compatriota don Rodolfo Iselín para que conociera estas tierras y adquiriera algunos de los terrenos que habían heredado con su esposa.
Balloffet tuvo seis hijos: Julio, Nicolás, Juana, María Balloffet de Arias, Emma Balloffet de Layera y Lola Balloffet de Peyret, que fueron los herederos de esas tierras.
Realizó muchos trabajos en San Rafael, trazó lo que hoy conocemos como avenida Mitre-Yrigoyen, que unía la villa con Cuadro Nacional. En aquella época se llamaba carril de la costa, pues costeaba el río Diamante, pero como con las crecidas quedaba interrumpido el paso, delineó el Carril Nacional.
También realizó la rectificación de los canales Cerrito y Toledano, modernizó las obras de regadío, impulsó la forestación, donó terrenos para edificios públicos, para la construcción de puentes y trazó personalmente la famosa avenida que lleva su nombre, donde había plantado «las dos trincheras de álamos que casi se juntaban a lo lejos, dejando ver entre ellas la cresta de un cerro, [Cº Djalón] enclavada como la mira de un fusil».
Estaba mensurando los campos de don Domingo Bombal cuando falleció el 12 de septiembre de 1897. Sus restos descansan en el cementerio de San Rafael. Llevan su nombre un distrito y una calle.
A su muerte, su esposa doña Aurora construyó la casa que aún se conserva en avenida Balloffet y siguió trabajando las tierras con sus hijos y nietos. La historia de esta familia está retratada con gran maestría por su nieto Abelardo Arias Balloffet en su novela Álamos talados.
