Por Msc. Miriam Macías
Especialista en terapias naturales
La arcilla, de uso extendido en nuestros días por sus múltiples aplicaciones medicinales, ha sido muy útil al hombre a través de los tiempos. Para el tratamiento de fracturas, los griegos emplearon vendas de escayola y vendas endurecidas con arcilla y, en Egipto, en la época de los faraones, la arcilla de Nubia formaba parte de la farmacopea. Igualmente, durante la era cristiana algunos médicos como el griego Dioscórides, el árabe Avicena y el célebre anatomista Galeno la mencionaron con términos elogiosos. Durante la Primera Guerra Mundial, los soldados rusos recibían 200 gramos de arcilla de parte de la autoridad militar y se añadía a la mostaza en ciertos regimientos franceses que no resultaron afectados por la disentería que, en cambio, hizo estragos en ejércitos vecinos.
La arcilla es una tierra densa, impermeable, que proviene de la descomposición de ciertos minerales llamados feldespatos, que normalmente son parte de la composición de los granitos. Según los análisis efectuados en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, la arcilla contiene los siguientes óxidos, dióxidos, trióxidos: sílice (31,14 a 41,38), aluminio (40,27 a 48,13), titanio (0,47 a 1,89), hierro (0,11 a 0,78), calcio (0,05 a 0,13), magnesio (indicios a 0,05), sodio y potasio (0,25 a 0,85).
En consecuencia, la arcilla presenta una serie de propiedades únicas: absorbente, antiséptica, desodorante, antiácido, reepitelizador, catalítica.
Absorbente: la arcilla no solo absorbe humedad, sino también gases, de allí que para evitar malos olores, muchas personas colocan debajo de los enfermos o en otro sitio de la habitación un recipiente destapado con arcilla. También es capaz de absorber un gran número de tóxicos, por lo que favorece la limpieza de zonas del cuerpo con células muertas y con pus.
Antiséptica: la arcilla es capaz de inhibir el crecimiento bacteriano. El primer reporte técnico se llevó a cabo en los laboratorios de la United States Testing, que mostró cómo se detiene en placas de cultivo de agar y agar-sangre el crecimiento de estreptococos, estafilococos y escherichia coli.
Desodorante: la arcilla tiene la propiedad de eliminar malos olores de estanques de agua. Incluso puede eliminar el sabor a cloro del agua tratada en acueductos. En la industria farmacéutica se usa para eliminar el sabor desagradable de ciertos aceites. Asimismo, se puede usar como desodorante corporal.
Antiácido: por la presencia de sus diversos componentes, la arcilla actúa como una sustancia tapón capaz de neutralizar el exceso de acidez de los tejidos y líquidos, de allí su uso en úlceras gástricas e hiperclorhidrias.
Reepitelizador: acelera el proceso de formación de los epitelios, por ello es útil en quemaduras profundas y úlceras en la piel.
Catalítica: la arcilla posee polipéptidos, acciones enzimáticas y moléculas de ácidos nucleicos. Esta propiedad explica la reducción del tiempo de curación de lesiones como esguinces y heridas.
Tierna arcilla amasada entre mis dedos para darle alivio a mi alma, a mi espíritu y a mi cuerpo austero.
