Quiénes murieron en la Tragedia de El Chacay

Por María Elena Izuel

El 10 de junio de 1830 se produjo un hecho en la zona de El Chacay. Esta triste página ha quedado grabada en la historia mendocina como “Tragedia de El Chacay”.

Narciso Sosa Morales extrajo el relato de la narración efectuada por Adolfo Calle:

“Vencido Juan Facundo Quiroga en Oncativo, el Gobernador Federal de Mendoza don Juan Corvalán, sabe que Videla Castillo se dirige a la provincia a derrocarlo por lo que huye en compañía de sus adictos al sur, hasta Malargüe donde debe verse con Pincheira.

En los aduares de Pincheira están los caciques Neculmán, Londeau, Coleto y El Mulato con los cuales Corvalán va a concertar una alianza. Acompañaban a Corvalán, don Juan Agustín Maza antiguo diputado por Mendoza al Congreso de Tucumán, don José María Lima personalidad de gran influencia en la política federal; don Gabino García un ministro de la Santa Federación; don Juan Francisco Gutiérrez consejero de los gobiernos federales; don José Hilarme amigo de Corvalan y otros federales de mucha representación: don Toribio Barrionuevo, don Pedro Molina, don Juan Isidro Maza y don Tomás Pleitel. El Gral. José Aldao se halla en las márgenes del Salado al frente de la división federal. En el campamento de Malargüe se conciertan las bases de la alianza entre las tribus y las fuerzas federales y para la ‘luna de Mayo’ debe ser invadida la provincia. Los caciques recibirán en compensación, inmediatamente en Malargüe, caballos, víveres y artículos de guerra y después de la invasión las remesas más importantes. Los federales no han cumplido con los indios, únicamente les han dado unos pocos caballos. Los caciques se muestran desconfiados, saben que los blancos no pueden tornar a Mendoza, que están en sus manos y estudian la manera de perderlos. Se están concertando para ello con los pincheirinos uno de cuyos oficiales Juan Hermosilla, facilitará la entrega de los cristianos. Se sitúan los indios en el campo del Chacay e invitan a los federales para darles ‘satisfacciones’ por los agravios que les han hecho al dispersarles y robarles las caballadas de la división, también quieren mostrarles las fuerzas que han reunido para la invasión.

El Teniente Gatica, secuaz de Pincheira que se encuentra también entre Corvalán y sus amigos y que ha estado momentos antes en la toldería, hace saber que la ida al Chacay es muy conveniente para organizar la invasión de Mendoza, pero muchos miembros de la comitiva opinan que no se debe ir. Temen una traición de los caciques. Se conocen ciertos manejos entre indios pincheirinos y blancos. Formando parte de una comisión pincheirina está don Jacinto Godoy dirigente unitario el que gestiona un arreglo de los federales con el gobierno de Videla Castillo, lo que el Gral. Aldao califica ‘una bajeza y humillación intolerable’. García, Molina y Pleitel son de opinión de no ir al Chacay. Don Toribio Barrionuevo juntamente con don Tomás Aldao han desertado con una parte de la tropa arrastrando en su huída a Chile todo el ganado, mulas y caballos que existían en las costas del Salado.

Esto era el resultado del miedo que se había apoderado de gran parte de la comitiva colocados por los acontecimientos entre el peligro de la represión sangrienta del gobierno unitario de Mendoza y el de la traición de los indios. Corvalán y Aldao han decidido asistir a la cita del Chacay y asisten acompañados de los oficiales y civiles integrantes de la Comisión. Cuando llegan, los indios están formados en línea de batalla. Cerca de ellos está Hermosilla con la tropa de Pincheyra. Los indios no presentan el aspecto de guerrilleros listos para el combate sino el propio de aliados. El cacique Coleto un salvaje enjuto y enhiesto que ostenta en el pecho las insignias de los jefes de las tribus, invita al Gral. Aldao a contar el número de los guerreros que invadirán Mendoza. Aldao comienza a contar sin recelo, su hermano José Félix no lo hubiera hecho. A medida que la comitiva avanza hacia el fondo de la línea india, uno de los extremos evoluciona cautelosamente para formar un círculo con el otro extremo de la misma línea. Don Gabino García advierte la maniobra y cuando lo manifiesta a Aldao, el cacique Coleto dando un estridente grito aplica un tremendo golpe de lanza al Coronel Videla que está a su lado. Entretanto la caballería india gira vertiginosamente evitando la salida de los sitiados. Perecen todos en medio de una muerte atroz acribillados a lanzazos, el Gobernador Corvalán, Aldao, Gutiérrez, Maza y todos los oficiales y personas comprendidas en el círculo de muerte[…]. El degüello y despojo de las víctimas duró toda la tarde. El grupo de blancos pincheyrinos capitaneados por Hermosilla no ha tomado parte en el asalto”.

Luego de estos tristes sucesos se llevó a cabo un largo proceso para establecer la responsabilidad, que le cupo a las autoridades de Mendoza, con motivo de los sucesos de El Chacay, aunque no llegó a establecerse claramente quiénes fueron los culpables e instigadores. Se culpó a Videla Castillo, a Godoy Cruz y otros, pero no pudo comprobarse su grado de participación en los hechos relatados.

Después de este acontecimiento, los gobiernos de Chile y de Mendoza se pusieron de acuerdo para terminar con los bandoleros.

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