Por Msc. Miriam Macías
Especialista en terapias naturales
El estrés es una respuesta del cuerpo a una presión física, mental o emocional. Es decir, es un desequilibrio emocional producido por condiciones externas, positivas o negativas que se manifiesta con síntomas de malestar en el organismo. Principalmente, se experimenta un deseo de huir de la situación o de enfrentarla instintivamente con violencia.
El estrés produce cambios químicos en cadena: el corazón se acelera, la presión arterial aumenta, la sangre es desviada de los intestinos a los músculos, elevando el nivel de insulina, para permitir que el cuerpo metabolice más energía. Si la situación se repite regularmente, entonces aparece la fatiga, el cansancio, la ansiedad, la frustración, el enojo, la depresión. En consecuencia, los periodos elevados de estrés pueden ser la causa de enfermedades cardiovasculares, artritis reumatoide, migrañas, calvicie, asma, colitis, diabetes, impotencia, algias en la columna vertebral, úlceras estomacales, tics nerviosos, salpullidos y otras.
Para atenuar el estrés se recomienda el consumo de algunos alimentos naturales que ejercen una acción relajante. Entre ellos están: la banana, las almendras, el brócoli, las espinacas, el trigo.
El plátano o la banana (Musa paradisiaca, L.) es considerado un fruto antiestrés. Es nutritivo, rico en vitamina A, complejo B y vitamina C. También contiene minerales como hierro, calcio, potasio y manganeso.
La almendra (Prunus amygdalus) posee propiedades regenerativas y nutricionales indispensables para la salud del sistema nervioso como son el complejo B y minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio.
El brócoli (Brassica oleracea, L.) y las espinacas (Spinaceba oleracea, L.), aportan al sistema nervioso una alta proporción de vitaminas A, B y C, además de minerales como potasio, calcio, magnesio, hierro y cobre.
El germen de trigo (Triticum vulgare) es rico en vitamina B, acido pantoténico, ácido fólico, vitamina B6, vitamina E, hierro y fósforo. El germen de trigo mejora el riego sanguíneo y actúa como antioxidante, evitando que las grasas del cerebro se oxiden.
El estrés se puede manejar desde diferentes perspectivas naturales y accesibles, tales como mantener una dieta saludable, realizar ejercicios físicos y respiratorios, caminar, reír, pasear descalzo por la orilla de la playa, subir a la montaña, tener una actitud positiva ante la vida.
