Por Msc. Miriam Macías
Especialista en Terapias Naturales
Desde tiempos ancestrales, la música ha sido considerada como una herramienta terapéutica. Nuestros antepasados utilizaban en los procesos de sanación sonidos propios de la naturaleza, como el caudal de los ríos o el cantar de los pájaros, con la finalidad de aumentar el efecto de las hierbas medicinales.
Actualmente, la sanación por medio de la música es cada vez más popular. La música es el mejor ayudante que posee el ser humano para relajar la mente y el cuerpo. Ella crea condiciones favorables para equilibrar la mente, el cuerpo y el espíritu.
Según la revista Reset.me, la curación puede ocurrir al escuchar música o al componerla. Ambos procesos involucran muchas partes del cerebro, tales como la corteza motora (responsable de la planificación del movimiento), la corteza cerebral y el hipocampo (apoya la cognición y la memoria), y el cerebelo (conectado a la atención y la coordinación).
De hecho, la música juega un papel importante al activar las moléculas de las emociones denominadas neuropéptidos, lo que contribuye a desbloquear emociones reprimidas y a mejorar la movilización de dichas moléculas.
Existen diferentes tipos de música para la sanación: la de compases lentos como la barroca y la de compases rápidos, como la clásica, prerromántica y romántica.
A la música barroca se le denomina pasiva por pacificar la mente. Al respecto, la Dra. Luzardo Zschaeck (2012) afirma que la música barroca “facilita la aparición de ondas alfa en el electro-encefalograma, con un promedio de 10 ciclos/segundo”. Esto permite que el cerebro baje su actividad y envíe una orden al corazón para que se relaje, por lo que su frecuencia puede bajar de 80 a 60 latidos/minuto. En consecuencia, esta música reduce la presión arterial y la temperatura corporal, por lo que es útil en la sanación de hipertensiones.
La música de compases rápidos, como la clásica, prerromántica o romántica, se considera activa por estimular la energía del cuerpo y hacer que se movilicen con mayor rapidez los neuropéptidos, mejorando la comunicación entre los órganos y los sistemas vitales. Escuchar un fragmento del Concierto No. 5 para piano de Beethoven o El Cascanueces de Tchaikovski ayuda a mitigar la fatiga y el estrés, a la vez que activa la creatividad e imaginación.
De esta manera, la combinación de elementos musicales, volumen, instrumentos y compases crean condiciones favorables para los procesos de sanación.
