Tres películas y tres motivos para adorar a Sean Baker

Por Gloria Kreiman

Sean Baker es un cineasta estadounidense muy reconocido y premiado en los últimos años y que me gusta mucho principalmente por tres películas y por tres motivos.

Las películas:

«Starlet», de 2012: sobre el vínculo entre una actriz porno en ascenso y una viejita en California.

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«Tangerine», de 2015: muy divertida y grabada íntegra e impactantemente con un iPhone 5 en Los Ángeles, sobre una prostituta trans que recién sale de la cárcel y quiere vengarse de su novio, quien la engañó con una mujer.

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Y «Proyecto Florida», de 2017: muestra la vida de una nena, su mamá y sus amigos, que viven con muy poca plata en un hotel a las afueras de Orlando y a la sombra de los parques de diversiones de Disney.

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Los motivos:

Sean Baker se enfoca siempre en personajes marginales, periféricos y en el lado B de las ciudades del «sueño americano», con una gran sensibilidad, una búsqueda de verdad no demagógica ni efectista.

Contrasta estos personajes con un trabajo maravilloso de estética, de paleta de colores, generando una disonancia, una cosa agridulce muy interesante.

Suele trabajar con actores no profesionales logrando resultados memorables.

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