Por Gloria Kreiman
«The Leftovers», la serie de Damon Lindelof -uno de los creadores de «Lost»- ya tiene algunos años, se emitió entre 2014 y 2017, pero vale la pena recordarla porque está, en mi opinión y en la de muchos, entre las mejores de todas.
Se centra en la desaparición del 2 por ciento de la población mundial, el mismo día, en el mismo momento, sin que se sepa la causa. Pero en realidad, más que en este hecho, se centra en las diferentes formas en las que esto afecta a los distintos personajes de la serie.
Y desde ahí se erige como un ensayo ficcional sobre lo que se hace con lo que duele y con lo que no se entiende, metiéndose en el terreno de la religión o los cultos, la psiquis y el psicoanálisis, la violencia y la familia. Creo que no es casual en este sentido que los protagonistas sean un policía, una psicóloga, un pastor y una mujer que perdió a su marido y a sus dos hijos en la desaparición. Estas, y todas, actuaciones tremendas.
Además, el guion es impecable de principio a fin, diferente según las temporadas, pero igualmente sólido, coherente, sorpresivo pero no caprichoso, minucioso, profundo. Lleno de realismo mágico, de un suspenso leve, medido, de metáforas, ambigüedades, muchas cosas que pueden interpretarse de diferente manera, muchas más preguntas que respuestas.
Y destaco dos cosas más: debe ser una de las series que más equidad de género tiene en cuanto a los cuerpos que muestra desnudos y tiene una banda de sonido muy potente y hermosa, con música de Max Richter (un pianista, compositor y productor alemán súper interesante) y otras canciones y versiones a la altura de todos los demás elementos.
