Por Mayrin Moreno Macías
Su alergia a las Matemáticas hizo que conociera el Diseño Gráfico. En su tiempo poco se sabía de esa carrera, pero probó y le encantó. Además, se quedó con ganas de profundizar en la teoría y así fue que, estando en Buenos Aires, se acercó a la Crítica de Arte, cursó la licenciatura y se enamoró. María del Carmen Coria Aveiro está siempre del lado del arte.
Continuamente aclara que los críticos no son los malos de la película. Al contrario, buscan acercar lo que el artista y la obra ofrecen, dar a conocer técnicas, estilos o elementos retóricos y que, por ejemplo, a partir de un texto curatorial se encuentre ese “ahhh” que quizá puede ser una apertura. Ella se ha dado a la tarea de desinflar la frase “el conocimiento es poder”, porque considera que pararse desde allí es un desacierto.
Esa tarde, antes de despedir a una de sus hijas, tuvo un flashback en el patio de su casa y recordó a su amiga Susana Vargas, quien le decía “tenés que hacer, tenés que hacer”, y así fue que en el “ir haciendo” se le abrieron las puertas de espacios como el ECA Sur “Enrique Sobisch”, el Polivalente, el IPA.
La docencia fue la primera ocupación que ejerció -y aún lo hace- desde hace 12 años que reside en San Rafael. Es consciente de que fue un privilegio haber cursado en la universidad pública, por eso cada vez que entra a un aula con pibes de primer año o universitarios, se siente solidaria y agradecida. Es un ejercicio que la enriquece. Lo mismo le pasa en el ECA cada vez que acompaña a los y las artistas en una muestra, un concierto o una presentación de libro.
Algo que le apasiona es la escritura. Lo que no vuelca en un lienzo lo hace en el papel. También le gusta leer y estudiar. Recuerda con agrado el ciclo de charlas que se hacían el mes de marzo en el ECA: “Mujeres Empoderadas”. Se tomaba el tiempo de seleccionar imágenes, textos sobre artistas latinoamericanas bastantes solapadas en la historia, y otras que no tanto, pero que en ese recorrido pasaron por momentos difíciles para ser reconocidas, como Lola Mora o Frida Kahlo.
Hoy, después de apoyar la cabeza en la almohada y sentirse tranquila, lo primero que se le viene a la mente en su mensaje a las mujeres es que no se dejen anular. “Pienso que no hay por qué dejar a un costado las ganas de hacer algo, está bueno en la vida ser obstinado, tener un objetivo claro y que en el recorrido nada te distraiga. Siempre habrá cosas que lo hagan. En San Rafael le di mucha prioridad a la maternidad, no me arrepiento de eso, pero después lo pensé y me dije que pude haber hecho las dos cosas: ser mamá y dedicarme a lo que me apasiona. A veces nos ponemos excusas por el contexto, por la sociedad, por la culpa, que nos persigue…».