Por Mayrin Moreno Macías

Una tarde de verano en un lugar sin electricidad surgió el nombre: La Casa Une. Lo anotaron para que no se les olvidara y solo había que dar el segundo paso: buscar la casa. Encontraron un lugar luminoso en la calle Chile al 1232, así que le dijeron chao a la siesta y llevan más de 15 días trabajando sin parar, avivando una llama de lo que puede ser y lo que será, con un «cagazo» bárbaro, reconocen.

Ya no se trata de la utopía de cuatro amigos: Regina Almendra Gibilisco, Carla Belén Colchicini, Magdalena González y Santiago Salinas. La Casa Une se va convirtiendo en un río de gente, un sueño colectivo, donde habita el amor.

En la foto aparecen Almendra y Carla. Se conocen desde niñas. Almendra se ha dedicado al arte desde que tiene memoria y Carla ha recorrido los caminos de la militancia. Magdalena (ese día estaba de viaje) es música, tiene un disco en puertas y maneja como pocos la pedalera de la guitarra. Y Santi, el único hombre del grupo fundador, es artista plástico y un apasionado de la conversa. Es la primera vez que todos se embarcan en un proyecto de esta magnitud. Carla dice que a ellos los junta una adicción a la adrenalina pura. Fue hace tan solo un mes que concretaron la idea de un multiespacio cultural, un rincón digno para todos aquellos que desean compartir y multiplicar saberes, para que artistas y hacedores culturales se reconozcan como trabajadores de la cultura… Un lugar donde se vincule lo social y lo cultural, un punto de encuentro de las distintas edades, con un “banco para la ternura” a disposición de pacientes oncológicos, y también para sanar después de haber pasado lo más duro de la pandemia.

La idea es “articular con otros espacios culturales en San Rafael, hilando los trabajos que se hacen aisladamente en cada lugar, porque no somos cadenas de supermercados que vamos a competir unos con los otros, queremos generar más espacios de cultura y que crezcan en conjunto”, dijo Santi.

La inauguración está cerca…