María Anahí Epuyao es teatro, diversidad y resistencia

Por Mayrin Moreno Macías

Rubén Patagonia una tarde le dijo a María Anahí Epuyao que no podían negar sus orígenes: “La cara de indio nos vende”. Ella hoy se reivindica en su origen mapuche. Le ha dedicado una buena parte de su vida a sentirlo y vivirlo. Siendo niña se cuestionaba una y otra vez por qué le decían «india». Su abuela le había dicho que su papá era indio, pero cuando preguntaba, solo obtenía respuestas cortitas o un “no pregunte tanto”, “no tiene otra cosa que hacer que preguntar”, “vaya a jugar”. Su vergüenza creció, pero no se instaló. Con el tiempo y con una mirada indagadora supo que era importante: que sus rasgos hablan de una cultura, de una pertenencia, que podía ser guerrera, que su apellido significa «dos hongos amarillos» («Epu» significa «dos» y el Llao Llao es un hongo comestible que crece en el Sur), y que era parte de la Mapu, de la Madre Tierra.

Anahí nació con el viento del Sur, en San Carlos de Bariloche, y se crio con sus abuelos en Río Negro. Su primer acercamiento con una comunidad mapuche fue hace 26 años en Cajón del Manzano. Luego se mudó a Cutral Co y fue donde se sintió más identificada y acompañada, caminaba con gente de su misma fisonomía, de piel a piel. Luego visitó Aluminé, recorrió puestos cordilleranos y pudo conocer a otros mapuches… como ella. En Primeros Pinos tuvo la dicha de conversar con una «lamngen», una hermana, que le enseñó un montón de palabras de su Mapudungun, y le contó historias y de los frutos que comían los ancestros.

Este 8M Anahí vuelve su mirada hacia atrás para recordar la trayectoria de las mujeres originarias dentro de cada pueblo. «La mujer originaria mapuche siempre ocupó un rol importante, si bien estaba el lonko a la cabeza; el consejo de ancianos también lo formaban las machis, las mujeres curanderas, las cantoras». «Hoy la comunidad tiene mujeres importantísimas, en el consejo del nuevo gobierno de Chile hay mujeres originarias». Anahí sueña con un programa radial que se replique por las emisoras nacionales del país, para que se mantenga la memoria; «que no haya preferencias al recibir atención en un hospital, al hacer un trámite, por tu rostro, tu cara, tu vestimenta; que no se borren los rastros que dejaron nuestros ancestros».

Hoy su trabajo se convirtió en fuego vivo en el Espacio Cultural INCA de la Villa 25 de Mayo, lugar que en un pasado fue cabecera, cuna de grandes poetas, músicos y escritores. Desde allí siempre está del lado del teatro, las artes escénicas, la diversidad y la resistencia.

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