Por Miguel Pérez Mateos
Presencia inmaterial que atesora
los libros que he leído,
y grabaron en mí,
palabras que perduran
Odysseus Elytis recibe el Premio Nobel de Literatura en 1979. El hecho, según narra el Diario El País en octubre de ese año, significó para muchos lectores europeos “el descubrimiento de la poesía griega contemporánea”. En esa misma publicación, la profesora Goyita Núñez esboza la figura del poeta en el contexto histórico, con especial referencia a la obra Axion esti, donde el autor «busca salvaguardar la integridad moral y la dureza, absolutamente indispensable, de quien se opone a los peligros de la violencia y la miseria».
Elytis perteneció a la llamada generación del 30, “que vive entre las dos guerras, y, sobre todo, la guerra contra Albania -de tanta significación como la guerra de la independencia, en 1821-, la guerra civil y la ocupación nazi”. “Esta generación, siguiendo en cierto modo las corrientes de la lírica europea, va a crear unas formas expresivas muy distintas de las tradicionales, lo que provocará incluso una reacción hostil por parte de muchos lectores firmemente aferrados al ritmo y a la rima clásicos y con muy pocos deseos de cambiar”.
Según confiesa el propio autor, sus “primeros poemas aparecen publicados, en 1935, en la revista Nuevas Letras, de tanta relevancia para la literatura griega, y en la que publicará también ensayos y artículos sobre poesía, a la vez que traducciones de poetas extranjeros”. “Estas primeras composiciones están llenas de optimismo y alegría: combinación de palabras e imágenes llenas de vida y color”.
De su vasta obra poética se destacan: «Orientaciones» 1939, «Sol el primero» 1943, «Canto heroico y fúnebre por el subteniente caído en Albania» 1945, «Dignum est» 1959, «El monograma» en 1971, «María Nefeli» 1978, «El pequeño Nautilus» 1984, «Al oeste de la tristeza» en 1995.
Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1979, el Premio Mediterráneo de Poesía en 1988 y honrado con el Doctorado Honoris Causa de las universidades de La Sorbona, Roma y Atenas.
En marzo de 1996 falleció de forma repentina en Atenas.
Poemas
Abro mi boca y se alboroza el mar... Abro mi boca * y se alboroza el mar Y lleva mis palabras * a sus cuevas oscuras Y a las pequeñas focas * se las susurra Las noches en que llora * la tortura del hombre. Rajo mis venas * y enrojecen los sueños Y se producen aros * en los barrios de niños Y sábanas en * las muchachas que velan Para escuchar secretas * las maravillas del amor. Me marea la cananga * y desciendo a mi huerto Y entierro los cadáveres * de mis muertos secretos Y el entorchado de oro * de las traicionadas Estrellas suyas corto * para que caigan al abismo. Se oxidan los barrotes * y castigo su época Yo, que puse a prueba * miles de bayonetas Y entre violas y nar * cisos el nuevo Cuchillo preparo * que a los Héroes toca. Desnudo mi pecho * y se sueltan los vientos Y ruinas arrasan * y arruinadas almas Y de sus densas nubes * purifican la tierra Para que se muestren * los Prados Deleitosos! De "Dignum est" 1959 Clima de la ausencia I Todas las nubes a la tierra se confesaron Tomó su puesto una pena mía Y entre mis cabellos cuando se puso melancólica La mano impenitente Quedé atado en un nudo de tristeza. II La hora se olvidó atardeciendo Sin recuerdos Con su silente árbol Hacia el mar Se olvidó atardeciendo Sin un aleteo Con su vista inmóvil Hacia el mar Atardeciendo Sin amor Con su boca inflexible Hacia el mar Y yo - en la Serenidad que he hechizado. III La tarde Y su imperial aislamiento Y el cariño de sus vientos Y su temerario destello Nada que no venga Nada Que no se marche Todas las frentes desnudas Y por sentimiento un cristal. De "Orientaciones" Del Egeo I El amor El archipiélago Y la proa de sus espumas Y las gaviotas de sus sueños En la vela más alta el marinero hace ondear Una canción El amor Su canción Y los horizontes de su viaje Y el eco de su nostalgia En la roca más mojada la novia espera Un barco El amor Su barco y la despreocupación por sus vientos etesios Y el foque de su esperanza En su más suave oleaje una isla acuna La llegada. II Juguetes las aguas En los sombríos vados Anuncian con sus besos el alba Que despunta Horizonte - Y las palomas torcaces un eco Hacen resonar en su cueva Despertar azul en la fuente Del día Sol- Da el mistral la vela Al mar Las caricias de los cabellos A la indolencia de su sueño Relente - Una ola en la luz Hace renacer los ojos Donde la Vida boga hacia La contemplación Vida- III Murmullo beso en su arena acariciada - Amor Su libertad azul la gaviota Entrega al horizonte Olas vienen y van Espumosa respuesta en los oídos de las caracolas ¿Quién se llevó a la muchacha rubia y quemada por el sol? La brisa con su soplo transparente Inclina la vela del sueño A lo lejos Amor su promesa murmura - Bisbiseos. De "Orientaciones" Dichosa Donna A la estrella de A. ¡Toma un polen de destello de queja Un lugar que resplandezca en el infinito Más arriba de la más alta esperanza tuya Dichosa Donna! Y desde la punta del mundo de los rayos de sol Rodó la esmeralda derretida Olas para el céfiro de la música del austro Olas para el céfiro de la música que toma La virginidad de la noche lejos Con viajes en inmensas cuevas Con muchachas que aman los abrazos de los lirios Y cantan la melodía de la hondura del cielo Y sienten nostalgia de la santificación de la soledad del éter ¡Toma un lugar que relumbre en el infinito Una muchacha de azul ojo inconmensurable Con estambres de deseo en tu porte Dichosa Donna! Y de un corazón consubstancial Pasó para que veas de los años el fondo Desparramado por los guijarros de la bonanza. De "Orientaciones" Dormida La voz se corta en el trémulo viento y en sus árboles ocultos tú respiras ¡Es rubia cada página de tu sueño y según mueves tus dedos un incendio se esparce Dentro de mí con vestigios tomados del sol! Y propicio sopla el mundo de las imágenes Y el mañana exhibe totalmente desnudo su pecho marcado por la inmutable estrella Que anochece la mirada como cuando va a agotar un firmamento Oh no florezcas más en los párpados Oh no remuevas más en las matas del sueño Sabes qué suplica en los dedos el aceite enciende que guarda los portales del alba Qué fresca revelación susurra en la espera el recuerdo convertido en hierba Allí donde tiene esperanza el mundo ¡Allí donde el hombre no quiere sino ser hombre En soledad y sin ningún Destino! De "Orientaciones" El concierto de los jacintos I Ponte un poquito más cerca del silencio y recoge los cabellos de esta noche que sueña, desnudo su cuerpo. Tiene muchos horizontes, muchas brújulas, y un destino que arde incansable cada vez y sus cincuenta y dos papeles. Después vuelve a empezar con otra cosa - con tu mano, que le da perlas para hallar un deseo, una islita de sueño. Ponte un poquito más cerca del silencio y abraza la enorme ancla que gobierna en los abismos. Dentro de poco estará en las nubes Y tú no entenderás, mas llorarás, llorarás para que yo te bese y cuando vaya a abrir una brecha en la mentira, un pequeño tragaluz azul cielo en la ebriedad, me morderás. Sombra celosa de mi alma, engendradora de una música en el claro de luna. Ponte un poquito más cerca de mí. De "Orientaciones" Éste, este mundo * es el mundo de siempre... Éste, este mundo * es el mundo de siempre El del sol y del polvo * del tumulto y la siesta El tejedor de las constelaciones * el plateador de musgos En el sumergimiento del recuerdo * en el aflore del ensueño Este mundo de siempre * es este mismo mundo Címbalo, címbalo * vana risa lejana ! Éste, este mundo * es el mundo de siempre El que saquea el placer * el que viola las fuentes El de encima de los Cataclismos * el de debajo de los Huracanes El ganchudo, el torcido * el tupido, el rubio De noche con la flauta * de día con la cítara En el pavimento de las ciudades * en el barbecho de los campos él, el braquicéfalo * él, el dolicocéfalo el voluntario * el rehusado Hijo de Haggit * y Salomón. Éste, este mundo * es el mundo de siempre El del reflujo y el orgasmo * el del remordimiento y nubarrones El inventor de los zodíacos * el trapecista de las cúpulas En el extremo de la eclíptica * y en el confín del Universo Este mundo de siempre * es este mismo mundo Bocina, bocina * vana nube lejana! De "Dignum est" 1959 Eva Te abandonas con ola en el silencio Que asola mi habitada esperanza Una antorcha al lado de la hoguera Apuesta de los vientos nocturnos Una marcha de sombra a la orilla de la Quimera Una habitación Habitación de hombres sencillos Un misterio Lavado y tendido en la mirada que deleita En tu mirada o en la altura de su sol Toda mi vida se vuelve una palabra Todo el mundo tierra y agua Y todas las llamas de mis dedos Violan los labios del día Cortan en los labios del día Tu cabeza Enfrentada a la soledad del sueño. De "Orientaciones" Hacia un país lejano y sin pecado ahora marcho... Hacia un país lejano y sin pecado ahora marcho. Ahora me acompañan ligeras criaturas con auroras en el cabello boreales y suave doradura en la epidermis. Por las hierbas avanzo, con la rodilla como proa y mi aliento expulsa de la faz de la tierra los ovillos últimos del sueño. Y los árboles marchan a mi lado, en contra de los vientos. Grandes misterios veo y extraños : Fuente, escondite de Elena. Tridente con delfín, la señal de la Cruz. Puerta blanca, la impía alambrada. Por donde he de pasar glorioso. Las palabras que me traicionaron, con bofetadas se hacen mirtos y palmas que repican ¡Hosanna el que viene! Como placer de frutas veo la privación. Sesgados olivares con un poco de azul entre los dedos los años de la ira detrás de los barrotes. Y playa ilímite, empapada en sortilegios de ojos bellos, el fondo de la Marina. Por donde puro marcharé. Las lágrimas que me traicionaron, con humillaciones se hacen brisas y pájaros sin tarde que repican ¡Hosanna el que viene! Hacia un país lejano y sin pecado ahora marcho. De "Dignum est" 1959 La bella de las bellas en el jardín Despertaste la gota del día Sobre el comienzo del canto de los árboles ¡Oh qué bella que estás Con tus alegres cabellos desplegados Y con la fuente donde viniste abierta Para que te oyera que vives y que avanzas! ¡Oh qué bella que estás Corriendo con el plumón de la alondra En torno a las fragancias que te soplan Como sopla el suspiro la pluma Con un gran sol en los cabellos Y con una abeja en el resplandor de tu danza! ¡Oh qué bella que estás Con la nueva tierra que sufres Desde la raíz hasta la cima de las sombras Entre las redes de los eucaliptos Con la mitad del cielo en tus ojos Y con la otra en los ojos que amas! ¡Oh qué bella que eres Según despiertas el molino de los vientos E inclinas tu nido a la izquierda Para que no vaya perdido tanto amor Para que no se lamente ni una sombra En la mariposa griega que encendiste! Arriba con tu matinal delectación Colmada del césped del amanecer Colmada de los pájaros oídos por primera vez! ¡Oh qué bella que estás 'Tirando la gota del día Sobre el comienzo del canto de los árboles! De "Orientaciones" Monje me haré * de cosas florecientes... Monje me haré * de cosas florecientes Serviré dignamente * al orden de las aves Al alba de la Higuera * me saldré de la noche Cubierto de rocío * para llevar conmigo El índigo * el rosado y el malva y las gentiles gotas * de agua Encender * yo, el gentilísimo. Como santas imágenes * tendré muchachas puras Vestidas sólo con * linos del mar Habré de hacer que tome * del mirto los instintos Mi pureza * del animal los músculos P ara al ordinario * al lanudo, al indócil En jugo de mi entraña * ahogar Por siempre * yo, el jugosísimo. Pasarán tiempos * de muchas injusticias De ganancias, de honores * de arrepentimiento y golpes Enrabiado se lanzará * Bucéfalo a mi sangre Mis deseos albos * para patear La hombría * el amor la luz Y oliéndolos potentes * relinchará el potentísimo. Pero entonce a las seis * de los alzados lirios Cuando mi juicio cause * desgarrón en el Tiempo El mandamiento undécimo * emergerá desde mis ojos Sea este mundo * o no lo sea El Parto el Endio * samiento el Semper Que habré con la justicia * de mi alma Predicado * yo, el justísimo. De "Dignum est" 1959 Segunda naturaleza I ¡Sonrisa! ¡Su princesa quiso Nacer bajo la dinastía de las rosas! II El tiempo es rauda sombra de pájaros Mis ojos de par en par abiertos entre sus imágenes En torno al verdísimo triunfo de las hojas Las mariposas viven grandes aventuras Mientras la inocencia Se desviste de su última mentira Dulce aventura Dulce La Vida III Epigrama Antes que mis ojos fuiste luz Antes que el Amor amor Y cuando el beso te prendió Mujer De "Orientaciones" Sinuosidad En las franjas moradas del dolor En las estatuas de la agonía En los húmedos silencios Hay un rostro Tan a fondo extraído de las lágrimas Tan incomprensible Tan caliente en la mano que le hace señas Otro rostro Una visión con antorchas que rasga la desolación A horcajadas la noche en sus cordilleras Con estrellas como señales que se lanzaron con honda Antaño desde la edad de su infancia Y dan el buen viaje de la vida Sobre las pendientes de la compasión. Hay Una tierna curva que al dolor adeuda La aventura de su torrente de luz Una lupa que une los errores Como entrañas supinas que arrojó la suerte Allí Un buen -por la sombra que lo hechiza- muro Forma un ángulo antes del llanto Después llegan las tallas del desastre Árboles con los únicos muebles de sus dedos Con la única fe de su hablar desarraigado Es bueno que no hablen aquellos que vivieron Los demás sostienen lamentos en las manos Corriendo más allá como alas imbautizables Vivieron Un pozo abre miedos tras cada una de sus esperanzas Por qué ha de temblar este alambre Este pájaro qué mirada ha de alimentar Qué queremos Hay Un rostro apagado en cada telón de olvido. De "Orientaciones" Vinieron en vestido de "amigos"... Vinieron en vestido de "amigos" incalculables veces mis enemigos hollando el antiquísimo suelo. Y el suelo no se adhería nunca a sus talones. Trajeron al Sabio, al Agrimensor y al Colonizador, Biblias con letras y con cifras, toda la Sumisión y Prepotencia, dominando la antiquísima luz.. Y la luz no se adhería nunca a sus tejados. Ni siquiera una abeja se engañó para empezar su juego de oro y ni siquiera el viento, para henchir los blancos delantales. Levantaron sobre cimientos en las cimas, en los valles, en los puertos torreones poderosos y mansiones, barcas y otros navíos, las Leyes, que decretan lo bueno y conveniente, adaptándolas a antiquísima norma. Y la norma no se adhería nunca a sus conceptos. Ni siquiera una huella de dios dejó en sus almas rastro. Ni siquiera un reflejo de ninfas recogió su palabra. Llegaron en vestido de "amigos" incalculables veces mis enemigos ofreciendo sus antiquísimos regalos. Y no eran sus regalos sino fuego y acero. En los dedos que mantenían abiertos sólo fuego y acero y armas. Sólo fuego y acero y armas. De "Dignum est" 1959