Por Gretel Freidemberg
Arquitecta
Caleidoscopio suena a palabra mágica y me remite, invariablemente, al juego. Del griego Kalós, significa bella, éidos, imagen, y scopéo, observar. Es un instrumento óptico de estructura sencilla, se compone de un tubo cuyo interior contiene tres espejos que forman un prisma con su parte reflectante en su interior, al extremo de los cuales se encuentran dos láminas traslúcidas entre las cuales hay varios objetos de colores y formas diferentes, cuyas imágenes se ven multiplicadas simétricamente al ir girando el tubo mientras se mira por el extremo opuesto.
Genera un efecto fascinante, dando como resultado una explosión de formas y colores. Nos muestra la posibilidad de girar nuestra visión sobre una realidad, en definitiva: multiplicar los enfoques. De allí parte el nombre de nuestra sección en la Revista Kilómetro Cero: “Hábitat Caleidoscópico”, y es un claro ejemplo de la diversidad de miradas que tenemos sobre un mismo tema. En este tiempo transcurrido se ha transformado en un ejercicio de retroalimentación y estímulo.
La arquitecta Mariana Bollati nos convoca en sus artículos y, en especial, en su más reciente aporte, a considerar los procesos naturales en el diseño, incorporando conceptos decisivos como la salud y el bienestar en un proyecto para mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Por otro lado, el arquitecto Mauro Barchiesi describe las características y particularidades de habitar una ciudad oasis, interpelando nuestra disciplina con el fin de preservar y potenciar dicha relación. Y, como un prisma de espejos, nos trae a la memoria el hecho que tan natural y espontáneamente realizábamos de niños como ciudadanos: el “habitar la calle”.
También nos despliega sus ideas y pensamientos sobre el espacio público y sus relaciones el arquitecto Martín Rusca, promotor del grupo “Hábitat Caleidoscópico”, quien nos invita a “jugar” en este proyecto. Nos hace pensar en las diversas manifestaciones y expresiones que acontecen en el espacio público. Cito textualmente: “Solo quisiera remarcar que el espacio público es, y fue siempre, el lugar de las luchas de poder, político, militar, religioso o económico”.
Perspectivas todas, que nos plantean diversas aristas sobre temas como el diseño, habitar, la relación de la ciudad oasis y sus habitantes, el espacio público… Cuestiones que nos motivan a seguir indagando, como colegas arquitectos, pero también como ciudadanos activos de una sociedad que se encuentra en continua búsqueda de un territorio más inclusivo y equitativo.
Jugar en el espacio público
Sumergida en estas reflexiones, hace unos días leí una nota en Plataforma Arquitectura sobre «Urbanismo Ciudadano», concepto que se viene desarrollando en América Latina. El texto explora nuevos enfoques sobre el diseño y la planificación de ciudades más sostenibles e inclusivas, en las que se potencia el proceso de participación ciudadana. Los espacios públicos se transforman en protagonistas de estos procesos, los que requieren principalmente de políticas públicas orientadas para su desarrollo, cuyo objetivo es, finalmente, disminuir la desigualdad territorial.
El artículo desarrolla la aplicación y puesta en marcha de esta modalidad de intervención en la ciudad de Lima, Perú, enfatizando en los procesos participativos para lograr transformaciones reales. El potencial del barrio como espacio comunitario donde emergen las redes de cuidado. El proyecto busca capacitar a los habitantes del barrio, comunidad, actores fundamentales, como agentes clave en la implementación de iniciativas urbanas sostenibles, proponiendo un modelo urbano alternativo fijado desde el conocimiento de las dinámicas sociales.
Promover la participación y generar nuevas herramientas de gestión del espacio público es uno de los ejes principales que tanto organizaciones gubernamentales como no gubernamentales vienen poniendo en práctica. Iniciativas que gobiernos en diferentes partes de la región impulsan con el fin de legitimar sus acciones y consolidar procesos en los que se destaque una gobernanza más inclusiva y transparente.
San Rafael no queda al margen de acciones que tienen por objetivo fortalecer la ciudadanía, sus derechos y los procesos participativos. Mi mente dibuja en el aire una “rayuela” y, a modo de efecto caleidoscópico, mis ojos se encuentran con Katy, Katherin Barreto, “la uruguaya”, profesora de teatro y, como ella misma se define, “militante del juego”. Decido coordinar una entrevista e indagar en la labor que viene desarrollando desde el Municipio a través de la Dirección de Familia, Comunidad y Derechos Humanos y el proyecto “El Convite del Juego”.
Mate en mano comenzamos la charla, no sin antes hacer un recuento de breves anécdotas que evidencian el paso del tiempo. Sin más, me cuenta sobre “El Convite del Juego”, cuyo objetivo es efectivizar el derecho al juego como política pública. El proyecto municipal es parte del Programa Nacional del Derecho al Juego “Jugar”, implementado a fines de mayo de 2020, en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio adoptado por el Gobierno nacional para controlar la expansión de la Covid-19 y por el que niñas, niños y adolescentes ven reducidas las posibilidades de concurrir a espacios de socialización comunitaria. El derecho al juego es fundamental para el desarrollo saludable de niñas y niños, para el aprendizaje y la construcción de prácticas de ciudadanía.
El Programa Nacional “Jugar” permite fortalecer lo que ya se venía trabajando a través del proyecto municipal “Verano a la Carta”, que se inició hace ocho años, cuyo propósito consiste en habitar el espacio público con una ludoteca, es decir, un espacio que reúne diferentes juegos y tipos de actividades de ocio didáctico, principalmente grupales, donde la comunidad pueda desarrollar vínculos. Katy afirma que es prioritario habitar el espacio público donde se desarrolle la participación ciudadana como herramienta de gestión de políticas públicas. Concluye con estas palabras: “Y si siempre esperamos, lo que sucede es que siempre tenemos lo que el otro o la otra nos quiere dar”. Reflexión que nos convoca como ciudadanos a abandonar una actitud pasiva frente a la toma de decisiones que debemos abordar como integrantes de esta sociedad.
El proyecto posee cuatro lineamientos que se desarrollan en la ciudad y los distritos de San Rafael: Formación y capacitación de los habitantes, Ludoteca en territorio (el desarrollo de espacios que reúnen diferentes tipos de juegos), A la calle pintada (rayuelas en las calles de barrios y escuelas) y Cine bajo las estrellas (ciclo de cine en la comunidad), a través de los cuales se fortalecen y construyen vínculos comunitarios que posibilitan formar actores activos en la sociedad con el fin de construir un modelo alternativo más justo, inclusivo y equitativo.
“Abrí la puerta y salí, que afuera hay un mundo que debe ser habitado”, son las palabras finales de Katy. Gracias. ¿Salimos a jugar?