Por Reinaldo González
Buenas noches, queridos televidentes. Hemos decidido dedicar nuestra sección de hoy a las numerosas, y algunas veces oscuras, teorías sobre el herpes zóster, conocido por la mayoría como “culebrilla”. Yo soy el doctor Jarilla y esto es TV Yuyo. Comenzamos…
Mito: la culebrilla es producto de una brujería o maldición. Realidad: la culebrilla es la reactivación del mismo virus que produce la varicela o lechina, llamado varicela zóster, debido a un debilitamiento del sistema inmune. Actúa sobre los nervios de la zona afectada.
Mito: la culebrilla solo le da a adultos mayores. Realidad: la única condición necesaria para que una culebrilla se dibuje en alguna parte de su cuerpo es haber padecido antes de varicela. El paso de los años aumenta las probabilidades, sobre todo a partir de los 60. Sin embargo, un niño puede sufrir de culebrilla. Recuerdo una paciente de 8 años de edad.
Mito: la culebrilla se pega por la respiración o la tos. Realidad: además del contacto directo con las erupciones, puede presentarse por estrés. La hipertensión y la diabetes también favorecen su aparición. Otra causa son los tratamientos oncológicos, aunque raramente alguien se preocupará por una culebrilla al lado de un cáncer.
Mito: la culebrilla mata cuando se unen las dos cabezas. Realidad: la culebrilla no es solo la erupción en la piel que produce piquiña, hormigueo e incluso dolor en la zona afectada. Con ella vienen jaquecas, hipersensibilidad a la luz, fiebre y malestar general. Si la culebrilla aparece en la cara, puede producir parálisis facial, disminución de la audición y, si se acerca al ojo, serias complicaciones que requieren tratamiento rápido. A veces el virus no se manifiesta en la piel, lo que puede retrasar su identificación. Un diagnóstico tardío puede desembocar en neuropatías craneales, polineuropatías, mielitis o meningitis aséptica, es decir, afectar su cerebro.
Mito: la culebrilla dura toda la vida. Realidad: la culebrilla generalmente desaparece en 20 días si es tratada a tiempo. Contadas veces reaparece. El dolor característico puede extenderse por años si el herpes produjo daños en los nervios.
Mito: la culebrilla es una enfermedad tropical. Realidad: una de cada tres personas en el mundo sufre de culebrilla, según las estadísticas. La incidencia es 3,5 veces mayor en personas de piel blanca.
Mito: la culebrilla se cura con rezos. Realidad: el tratamiento clínico con antivirales es el más recomendado. Hay un numeroso grupo de medicamentos adaptados a cada caso.
Al apagarse las cámaras, el especialista se despoja de su pose y su bata, y comenta al equipo de producción: «Pero el que quiera estar tranquilo, que vaya a que se la recen, le den sus ramazos de yerbamora, le echen tinta china y le froten un sapo».
