Por Alba Daniela Bustos
Por sus ojos y su voz surca Latinoamérica. Por sus manos navega el río infinito de la libertad. A Vanina Fernández la conocemos como Marivá. En su andar va dejando hojitas en el camino y también abundantes semillitas de amor.
Mi padre, Anselmo de Mendoza, la quería muchísimo. Gracias a su labor muchas de las obras de él quedaron registradas en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de la Provincia (Sadaic).
Hoy quiero nombrarla y que escuchemos de su propia voz su transitar entre las tonadas y los boleros, su amoroso canto y su afecto por Cuyo. Vamo´nomás…