Alejandro Garcés: «Nuestros políticos de turno no nos dan bolilla»

Fotos: Mayrin Moreno Macías y Bautista Franco

malvinas (21)

Yo no soy un fanático de Malvinas. Estoy en contra de todo fanatismo. A Malvinas la llevamos en el alma y en el corazón. Sin embargo, para mí el 2 de abril es una fecha vacía. Veo la frialdad y la indiferencia de la gente. Son días en los que debemos reflexionar, importarnos un poco. No todos los días se va a una guerra. Nuestros políticos de turno no nos dan bolilla, la mayoría corruptos, ladrones, el día de mañana van a morir sin dejar un precedente en la historia, al contrario de todos los que perecieron en Malvinas.

El 28 de marzo cumplí 60 años. Mi nombre es Alejandro David Garcés. En el 82 mi rango era cabo primero. Estuve en la guarnición Sarmiento, reconocida por ser una de las unidades que más combatió en Malvinas. Yo estaba en proceso de baja pero tuve que decidir si ir o no, y fui.

De día los ataques eran aéreos y de noche bombardeos. No recuerdo la fecha, pero hubo unos días que fuimos atacados constantemente todas las noches con el «superablandamiento». Así se le llama a esa operación para aniquilar todo lo que se pueda y que la poca cantidad de gente que sobreviva quede atrincherada para que ellos puedan hacer un desembarco. Esos días atacaron las dos o tres secciones hasta las 5 de la mañana. Habían avisado a Sarmiento que la compañía en la que yo estaba había sido aniquilada totalmente. Imaginate, yo era casado. Pensar que mi esposa recibiera esa noticia cuando aún estábamos vivos. Nos entró la desesperación. No fue hasta ese momento que sentí la guerra. Siempre fui frío en ese aspecto, que no nos iba a tocar. Ese día me marcó. Empecé a buscar a los compañeros en las trincheras. Para mi sorpresa, muchos estaban vivos, llenos de tierra y escombros, pero vivos. Me abracé con los vagos, pensamos que no había sobrevivido nadie. Y luego enterarnos de ese comunicado que les darían a nuestras familias. Después a nuestros jefes con otros oficiales se les ocurrió hacer un recorrido por toda la aldea y encontraron caños de PVC, y armamos en toda la costa con unos tambores una especie de radares. Hicimos que los ingleses gastaran municiones. Creían que eran baterías costeras. Más tarde llegó la contraorden para abortar la misión de tomar la retaguardia de los ingleses. Eso fue lo que nos salvó. Era una orden totalmente descabellada.

Cuando volví, llegué a la compañía y recuerdo que me decían «ve al comedor», yo les decía que dejaran de joder, me quería ir a casa. Cuando abrí las puertas, estaba una vecina y me junta con mi esposa. Fue mucha emoción. Con 60 años todavía me emociona. Le doy gracias a ella y a mis hijos por haberme bancado en muchas cosas. La situación de un Veterano en casa no fue fácil. De hecho, uno de mis hijos se fue a Brasil porque no me aguantaba. Siempre fui muy exigente con ellos y lo que hice fue echarlo a perder. Los hijos se enfermaron con las secuelas. Ellos también son unos veteranos. Tener que lidiar con la convivencia, nuestras actitudes, de estar tan cerca del suicidio, tantas cosas que no supimos cómo controlar. Hubo una época que me guardé. Corrí las persianas y no quería saber nada de nadie. Se hizo difícil conseguir empleo. Pero hoy tengo presente a mi familia y la música. Soy de la línea del metal, me gusta cantar. Me acompaña un amigo en el piano. Me hace sentir muy bien. En plena pandemia ayudamos a merenderos y contribuimos con policías que estuvieron apostados por las noches. Yo hoy le pido a la comunidad que nos apoye, que sientan a Malvinas, que recuerden que Malvinas es todo el año.

malvinas (9)

Anuncio publicitario