Julieta Rabino rompe las paredes del aula

Por Bautista Franco

 

“Para mí la docencia es una de las razones más grandes de mi felicidad”, dice. Sus estudiantes la llaman Juli, sus compañeros y compañeras igual. Ella no se concibe fuera de la enseñanza, pero su espacio va más allá del aula y el análisis de verbos, pues rompe las paredes e incentiva la acción de los estudiantes. Todo se convierte en la escuela, la materia se alimenta de lo que pasa a su alrededor. Demuestra cada día que la educación puede servir para algo, “aprendizajes significativos” le dice.

Ella es docente de Lengua y Literatura pero nadie lo sospecha. A veces parece, dicen, una profe de Historia, otras de  Música, Artes Plásticas o Teatro. Es por lo pronto, en la labor educativa, una docente de futuro. Decenas de estudiantes la reconocen, accionan a partir de sus talleres escolares, se involucran en los temas más candentes y necesarios de la sociedad… Son actores en la realidad, no solo sujetos de aprendizaje. El estudiante pasivo, el docente pasivo, es cosa vieja. Como Julieta, hay docentes que se preguntan para qué sirve la educación y hacen lo que pueden con las herramientas que les dejan a la mano. 

No muchos pueden decir que en el aula y la enseñanza han tenido profes como Julieta, montecomanina de corazón e hincha del Cuervo. Con esta mujer no solo aprenden los estudiantes, el resto de los espectadores también tienen un ejemplo.

 
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