Carmencita López aún tiene la sonrisa ancha

Por Bautista Franco

Carmencita está en su casa. Recuerda las épocas del radioteatro en la transmisora nacional, cuando fue la voz y cuerpo de múltiples mujeres. Las novelas de las 14 eran esperadas y el parlante pequeño en las casas de los barrios hacía vivir historias, mil historias que llevaban su voz.

La vida puede ser dura, ella lo sabe, pero al final el amor incondicional puede salvar cualquier escollo.

En su mesita, mientras toma mate, suele contar historias, con detalles, fechas, momentos… Puede recordar desde el día en que comenzó a trabajar hasta lo último que hizo y sus trajines a la hora de conseguir alimento para los perros, a veces cientos, que supieron estar brillantes y gordos.

Hay mujeres que son importantes porque sobrevivieron. Carmencita es la estampa de aquellas que, a pesar de todo, a pesar de tantos, aún tiene la sonrisa ancha, con las marcas del tiempo que no pueden ocultar la belleza de haber vivido tanto. Para quienes quieran, para quienes puedan, Carmencita está en su casa.

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