Por Mayrin Moreno Macías
–Nunca te imaginás que quien te escribe sea un violador– dijo a un medio de la ciudad de Buenos Aires una de las jóvenes que había respondido al anuncio de Facebook publicado por “Santiago” Martínez en el que solicitaba una vendedora para local de indumentaria. Ella no decidió ir a la entrevista porque le pareció sospechoso, pero la hija de Thaís Campos, migrante venezolana, vio una oportunidad de empleo.
Ese sábado sería su primer día de trabajo y resultó un calvario. Haría una “prueba” a “ver si quedaba”. A su familia le urgía encontrar una entrada de dinero porque en su casa las cuentas no daban. Su padre había sufrido un ACV, recién el 11 de enero, y tuvieron que trasladarse de Morón, provincia de Buenos Aires, a Capital Federal, donde fue internado.
Lo último que logró hacer la joven de 18 años el sábado 23 después del mediodía, justo antes de perder el conocimiento y ser violada por Irineo Humberto Garzón Martínez, dueño de la tienda “Garzón Uniformes”, fue enviar un mensaje de texto a su hermana, quien de inmediato se lo reenvió a su mamá: “Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada”.
Su mamá se comunicó al 911. Cuando la Policía llegó al local tocaron fuerte y nadie respondía. Tuvieron que forzar la entrada. Encontraron a Garzón poniéndole los pantalones y tratando de limpiarla. Ella seguía inconsciente, sin poder abrir los ojos, llorando, descalza, medio desnuda. El personal de emergencias la sacó en una silla de ruedas. Su mamá, desconsolada, temiendo lo peor, grabó la escena en la que pregunta qué le había hecho el hombre a su hija. La joven, todavía desvanecida, sin poder moverse, le pidió a su mamá que la perdonara…
La jueza a cargo, Karina Zucconi, determinó que este abusador puede esperar el juicio en libertad por falta de antecedentes penales. Sin embargo, parece que se trata de una conducta habitual, pues luego de conocerse este hecho, otras mujeres denunciaron situaciones similares.
En un primer momento la causa se caratuló como “abuso sexual simple”, cuando claramente no fue un tocamiento: hubo planificación, fue capturado flagrante y un equipo forense constató las lesiones en la joven. Finalmente la carátula de la causa cambió a “abuso sexual agravado por acceso carnal”.
Un violador más anda suelto.