Lo hicimos ley

Por Mayrin Moreno Macías

Los que trabajan en Galver siempre las miran. Ya conocen su rutina, su vestimenta, sus consignas y sus cantos. Lo que no saben es que ellas aprendieron a amaestrar el viento, los días grises, los prejuicios y las posiciones individualistas para dar la pelea. Esa perseverancia tuvo resultados: es ley. Una ley que no impone a unos vivir bajo las convicciones de otros; que no viene a generar una pesadilla preapocalíptica, sino que reconoce la realidad y actúa sobre ella. No es aborto sí o aborto no; es aborto clandestino o aborto legal. No está de más recordarlo mientras haga falta.

Valió la pena cerrar la calle. Volverse a encontrar una y otra vez. Marchar desde el Kilómetro Cero por la avenida San Martín, pasar por la plaza, parar unos minutos frente a la iglesia, seguir por Comandante Salas, pisar la avenida Yrigoyen y regresar al Kilómetro Cero.

Digan lo que digan, este 30 de diciembre Argentina se pintó de verde. Fue un día histórico. A las 4 y 12 de la madrugada el Senado aprobó la Ley de Interrupción del Embarazo con 38 votos afirmativos, 29 negativos, 1 abstención y 4 ausencias. Pasó a formar parte de la lista de 66 países que permiten a las mujeres decidir cuándo y cómo ser madres.

Desde El Salvador, Nicaragua, Honduras, República Dominicana y Haití, países en los que está prohibido el aborto bajo cualquier supuesto, estuvieron en vilo escuchando cada palabra de un debate que se extendió por más de doce horas. Desde Venezuela, donde aún llaman a la mujer “parturienta” en el Código Penal, un grupo se concentró en las calles con la esperanza de que algún día la marea verde llegue a esas tierras. Igual pasó en Colombia, Brasil, Guatemala y Paraguay. En Chile ya se pusieron en marcha para hacer llegar de nuevo el proyecto al Congreso.

Un derecho más. Una ola de ilusión para el resto de las mujeres latinoamericanas y del mundo.

Lo hicimos ley

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