Por Eliana Soza Martínez
El escritor y docente peruano Ricardo Calderón Inca cuenta con tres libros de minificción publicados desde 2009. Sus estudios en Lengua Nacional y Literatura en la Universidad Nacional de Trujillo “han influido en su conocimiento de estrategias y técnicas narrativas para diseñar sus brevedades poéticas”. Los premios que ha ido cosechando en estos últimos años refuerzan la convicción de su camino y lo motivan para continuar con este oficio que lo apasiona.
Con su primer libro, «Microacertijos Literarios», buscaba “promover la comprensión lectora y la imaginación del lector”. Su experiencia como docente lo motivó a iniciar esta búsqueda en los textos breves. Su segunda obra tenía variedad de temáticas, entre ellas “temas autobiográficos, como algunas situaciones familiares o personales”, incluyendo un texto dedicado a su madre, que comparte íntegro en esta entrevista.
La imagen que tiene sobre el futuro del colectivo Minificcionistas Pandémicos es bastante prometedora, pues está seguro de que “los temas sociales son inagotables y la creatividad de este enriquecedor grupo también lo es”.
En un futuro próximo planea la publicación en físico de su libro digital “Grafitos” y también le “sigue rondando en la cabeza la publicación de un libro de cuentos de terror”, por lo que las letras de Ricardo nos seguirán acompañando.
–Estudiaste Lengua Nacional y Literatura. ¿De qué forma crees que influye en tu narrativa ser teórico?
–La teoría me ha permitido profundizar en su canon y corpus. He logrado conocer autores de creación literaria, pero también autores que buscan analizar, formalmente, el texto minimalista. Igualmente, las grandes amistades que caminan a mi lado: el poeta Oscar Ramírez, el narrador Gonzalo Del Rosario y el crítico universitario David Navarrete. Por lo tanto, ha influido en mí el conocimiento de estrategias o técnicas narrativas para diseñar mis brevedades poéticas, también las voces amicales que acompañaron y acompañan mis imágenes sugerentes. «Pero no me creas, no soy teórico»
–Has sido merecedor de varios premios y finalista en otros. ¿Qué aprendizaje debe sacar un escritor de estos triunfos para el oficio?
–Considero que los concursos literarios solo refuerzan la convicción del sendero que uno va edificando, al tiempo que muestran a los demás nuestra labor creativa. El aprendizaje siempre debe ser alentador y constructivo, pero no determinante ni conformista. «Gana todo y pierde todo»
–¿Cómo nació tu primer libro, «Microacertijos Literarios»?
–Mi primer libro de microrrelatos, Microacertijos Literarios (Ed. Orem, 2009), fue trabajado bajo el interés de promover la comprensión lectora y la imaginación del lector. Soy docente de profesión y eso me volcó a trabajar textos breves –que en su momento pensé que eran una imperfección narrativa– en función de quienes están detrás de los libros. Un buen libro, a mi consideración, debe ser sugerente, además de conmover y afectar al lector, quien amará, odiará o criticará a los personajes y la situación comunicativa como si perteneciera a ese mundo ficcional. «¡No me leas!»
–En tu segundo libro, «Alteraciones», tienes una minificción dedicada a tu madre. Cuéntanos sobre su creación y la reacción de ella al leerlo.
–Mis microrrelatos tienen diversas temáticas. Y sí, a veces juegan con algunos temas autobiográficos, como algunas situaciones familiares o personales. Por ejemplo, el microrrelato «La higiénica (29)», que se encuentra en Alteraciones (Ed. Orem, 2013), es una brevedad inspirada en mi madre. Sucede que ella es fanática de la limpieza y quizá su inquietud por la asepsia constante me estimuló a registrar esa acción. El cuerpo textual reza así: «Vive fanática de la limpieza: limpia los baños, los cuartos, la sala, la cocina. Sucede que limpia todo, excepto su cuerpo, prefiere mantenerlo sucio para sentirse humana». «Mami, te amo, gracias por dejar limpio mi cuarto y mi corazón»
–¿Cuál crees que sea el futuro del colectivo Minificcionistas Pandémicos?
–Considero que el colectivo Minificcionistas Pandémicos surge con la intención de visibilizar temas sociales a través de la estructura del microrrelato. La pandemia del coronavirus es un claro ejemplo de lo que se trabajó como grupo, además de otros temas contextuales. Por lo tanto, pienso que, como los temas sociales son inagotables, la creatividad de este enriquecedor grupo también lo es. «Déjese inquietar por nuestras formas minimalistas de ver la vida. Déjese, por un momento, volar la cabeza»
–Este año publicaste un tercer libro de minificción de acceso libre, «Grafitos». ¿Qué otros proyectos tienes planificados para el año que está por llegar?
–Gracias a la iniciativa e inquietud del amigo Rony Vásquez Guevara, tuve la oportunidad de mostrar mis 13 minificciones a través de Grafitos (Quarks Ediciones Digitales, 2020). Estoy seguro de que el próximo año seguiré escribiendo y participando en actividades para la difusión del microrrelato. Además, tengo como propósito la publicación física de «Grafitos», sumando algunas brevedades para su extensión. Y sí, me sigue rondando en la cabeza la publicación de un libro de cuentos de terror. Sigo trabajando en ellos desde hace cuatro años. «Disculpe, pero tengo que decirle que el microrrelato está bailando en su hombro izquierdo. Sacúdase un poco, para que caiga a sus pies»