María Elisa Al Cheikh

Por Yurimia Boscán

Ella es dama de luminosa piel. Vuela con sus aires de neblina pueblerina aunque dance en los teatros de las grandes capitales europeas… Sus derroteros dan cuenta detallada del éxito de su elástica humanidad, con sus músculos estirados al límite para no contracturar el alma donde guarda intactos todos sus sueños. Ella, María Elisa, la frágil, sabe de amores quebradizos, de casas que se dejan, de cuencos que se astillan…. ella, colibrí alado de palabras, se ofrenda hoy en versos tímidos cuya fuerza puede anudar cualquier garganta… Ella, la bailarina, trastoca las vivencias y para olvidar el grito proferido en la orfandad de la querencia, guarda cada eco en la voz de sus vuelos, para que nunca más jarrón y corazón se hagan trizas.

1

Rescatarme requiere de un consenso plural de mis voluntades perdidas.

2

Cómo vivir con las huellas indelebles de todo lo vivido en este espacio de todos los días: las cajas, los libros, la mesa, las tazas, las fotos, la costumbre, los hábitos, los frasquitos de crema de afeitar, los perfumes, el té negro y los puntos suspensivos infinitos de tu presencia en esta casa, la que fue nuestra, la que no se cae a pedazos porque nuestras cosas están en ella, las cosas de siempre, las pequeñas cosas de todos los días, los días diminutos en los que esas cosas vivían, respiraban, palpitaban sin nostalgia.

3

Soy alguien recién llegado de no sé dónde.

Todo es misterio.

Una hoja blanca sin paisaje

La mujer de los pedazos

y las sospechas

la de los olvidos.

La agrietada, la que busca rescatarse

de un abismo asfixiado

4

En la casa todo se ha roto,

está llena de psicatrices

fragmentos, fracturas accidentales, buscadas,

invitables, imprudentes

apresuradas, torpes, innecesarias, urgentes…

Las cosas rotas

muestran sus heridas

otras, las esconden

Están llenas de tropiezos

de silencios

impertinentes denuncian mis flaquezas

Los candelabros, el jarrón de cerámica, mi estatuilla cubana,

el vidrio de la ventana, el portacucharas, la tapa de la azucarera,

el cenicero del incienso y las velas

todo clama

las cosas rotas sangran

las cosas rotas gritan

Yo también soy una grieta.

5

La palabra es bálsamo

la hoja en blanco, un consuelo

la esperanza del regreso

una bienvenida secreta

silenciosa

cómplice

después de la catástrofe.

6

Desconozco la página blanca

vacía

ese lugar al que arribo

donde despliego mi carne

mi voz

zona cálida llena de soledad

de estío

extraño ese lugar próximo

de la hoja escrita

del poema

tal vez he ido tan lejos

que estoy cerca de otras cosas

menos de mí

de regreso

permanezco en el extravío

escribir  una palabra

no es lo mismo que parirla

hace tiempo

soy un cuerpo sin partos

7

Olvidé ese tiempo en el que yo era

habitable hasta por mi sombra

la palabra se ha exiliado

de mi voz

soy un susurro que no se escucha

ansío el poema

uno nuevo, grande sólido

uno que sea el portento

la palabra justa, el poema sin fragmentos

Hace tiempo perdí una voz

vivo muda de mí

8

Amaso este momento de silencio

despavorida

sólo aquí estoy a salvo

9

Esta tierra de gracia

es un volcán

nunca adormecido

esta vida nuestra

es una pregunta constante

una larga interrogación

sin cerrar

tráfago

rutina

incertidumbre

jornada abrumadora

de interminables horas

aquí nada se sabe

aquí todo es horizonte

muros

y niebla

aquí todo es esperanza renovada

siempre la esperanza

siempre una fe

sin nombre

sin destino

esta tierra es nuestra tierra

nuestro suelo marchito

nuestro fango

también es nuestro campo minado

y nuestro sueño de ser libres

esta tierra de gracia

está recién parida

todo es futuro

todo es lejanía

acto de fe.

10

Cuando aparezco frente al espejo

como una imagen recién nacida

aparece el dolor de aquella que estuvo,

el hueso cansado, el músculo yerto

de la que se pierde de sí misma

de la que se ve en el espejo sin conocerse

como dándose la bienvenida

la agasajada

la huésped

Cuando aparezco frente a mí

se dibuja nuevamente

la que jura no volver a irse

11

A veces estoy tan cansada, que la furia de la palabra se adormece, se desmaya, se deshace. A veces estoy tan cansada, que todas las frases de fuego que me abrasan se desvanecen, y entonces pierden su alguna mínima razón, su desesperación, su fiebre. Entonces me vuelvo, otra vez, ajena, recién llegada, extraña, como si nada, como si todo, y me acomodo en mí misma, me arrellano en mi rincón callado, en esa parte de mí que olvida todo el furor, que asume su vida normal, sin acentos. Entonces me vuelvo la desentendida, la de la vista gorda, la del disimulo. Y toda esa marea de palabras se pierde, merma, se anestesia. Mis bordes comienzan a borrarse y mis colores se vuelven opacos, la mirada adquiere un velo de sordera o de mudez que grita para adentro. A veces el cansancio me borra de este mundo.

12

Esa cosa rara que recorre mis piernas

ese temblor

se alivia cuando quiebro mis rodillas

duele y angustia cuando las estiro

Hay algo dentro de mí que todavía no ha caído.

13

Anhelo recobrarme

hacerme volver de tan lejos

Tengo los minutos contados

Soy el agua entre mis dedos

el aliento súbito

el dolor del pinchazo

la aguja en los ojos que se cierran

el portentoso amor y odio

de saberme viva

14

Llega a la casa vacía

demasiado ancha para su miedo

demasiado callada para su asombro

Casa que no puede arroparla

que no puede alcanzar su pregunta

atarla a la cotidiana seguridad de los días

sostenerle el sobresalto

la incertidumbre

cierta rabia

Casa demasiado profunda

para su ahogo

demasiado extensa

para su encierro

Casa triste

casa jaula

casa de mil preguntas

de mutismos

no-lugar

frío desierto

triste encierro sin paredes

15

Se miran eternos

sentados frente a frente

se crispan desde sus ojos

y no hay más que pupilas

sobresalto

un cruel desamparo

la trágica certeza de no poder tocarse

Tiemblan

humedecen

palidecen

se secan sus labios

se calientan sus vientres

y sus cuerpos desnudos violentan el umbral

Son un espasmo ciego

que tropieza

una furia secreta y callada

que arrasa

una fiesta de cuerpos

sin sábanas

pupilas sin palabras

párpados abiertos

16

Soy un cúmulo de poros fríos

detenida por dentro

apagada

muerta

no pasa nada

no hay urdimbre

no hay poema

no viene nadie a visitar

mi carcasa

nadie merodea mis silencios

nada se aproxima desde lejos

para salvarme

nada llega súbito

en medio del incendio

17

Estoy aburrida de algo que no sé. Estoy en un punto muerto. En un punto ciego. En un punto perdido en el infinito de una línea.

18

La madre y el padre riegan la flor marchita de mi infancia

Y yo me he perdido lejos de ellos

Tal vez en un planeta de pequeñas mujeres

Donde las rosas crecen rojas pero enjutas

Yo me pierdo en el jardín de las inmaculadas

De las que nunca enrojecieron de amor

De las que van al cielo

porque nunca se les escapó una mirada

Yo soy eso que mis padres envidian y temen

la pequeña mujer que no crece

como una flor mutilada

19

La mujer pequeña se acerca al fuego

extiende las manos y se quema en su propia hoguera

está partida en dos

Y no sabe dónde y cómo sucede la unión

La mujer pequeña no sabe cómo estar con ella

a la mujer pequeña le duele su sexo

Su herida es tan grande y profunda

como el abismo que hay entre ella

y la mujer crecida que la habita

Tiene en deuda su pasado

A la mujer pequeña

diminuta como una niña

le duelen los huesos que crecen

hay pesadumbre en su alma

queja

el rostro de la mujer-niña brilla como una gota

no sabe amar

tiene una pulpa tierna de corazón hinchado

sin madurar

no sabe pronunciar la palabra adecuada

la fórmula mágica

La mujer niña coloca sus pies en el suelo

quiere aprender a caminar

La mujer coloca sus pies fríos en la hierba

y la herida brota de su sexo plegado

escondido

culpable


María Elisa Al Cheikh Strubinger (Caracas, 1974). Licenciada en Artes mención Cinematografía de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Es bailarina de danza contemporánea, coreógrafa, investigadora en el área de lo corporal, el arte, la psicología política y el Performance. Desde hace 18 años trabaja como Terapeuta Psicocorporal, Danzaterapeuta y Psicoterapeuta. Actualmente dirige Entrecuerpos, Centro de Estudios, un espacio para la investigación, formación y creación en torno a lo corporal, el movimiento y la danza

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