El «Pelusa» en 10 segundos y un pelo más

Por Rúkleman Soto

Cuando me ha tocado trabajar en clases con ese género desbordado que es la crónica periodística, me voy hacia los lados de la ficción con un relato de Hernán Casciari, llamado “10.6 segundos”. A mi modo de ver ese cuento, es el mejor registro que se ha escrito sobre el significado profundo del llamado “Gol del siglo” marcado por Diego Armando Maradona ante Inglaterra en el mundial de México 86.

En ese mismo juego “el Pibe de Oro” ya había perpetrado el legendario gol de “la mano de Dios”. Y con ambos hizo gritar ¡gooool! a todos los hinchas de la descolonización y el antiimperialismo en el planeta entero. Fue el día en que “el mago” hizo que el fútbol no fuera indiferente al mundo, convirtiéndolo en acto político en escasos 10.6 segundos.

La fórmula de apelar a la literatura para aprehender la realidad no es nueva. Es conocido el comentario de Carlos Marx a Engels sobre la obra literaria de Charles Dickens, con la que “había proclamado más verdades de calado social y político que todos los discursos de profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos”. No creo que exista un texto que dé cuenta sobre aquel portento como lo hace la metáfora de Casciari, al elaborar en clave periodística, segundo a segundo, cada descalabro, cada derrota personal que va quedando inerme sobre la hierba por el resto de la existencia al paso de aquella voluntad indetenible de 1,65 metros de estatura que a los 26 años también estaba construyendo su propio relato.

En cuartos de final “el Pelusa” no solo marcó ese gol, humillando al equipo inglés, sino que dejó marcado para el mundo un símbolo de rebelión irreductible en plena década perdida. “Sí hay alternativa” tenía que ser el mensaje de Maradona para Margaret Thatcher, con las Malvinas y la zurda de Dios en el corazón. En esos 10,6 segundos a todos nos importó el fútbol por culpa de ese muchacho incorregible, tan descortés con Buckingham y todos los demás palacios globales.

El texto de Casciari se encuentra fácilmente en su blog: https://hernancasciari.com. Hay que volver a leer ese golazo narrativo tan genial como el gran crack de las disidencias que fue Maradona dentro y fuera de la cancha, delantero irreductible hasta en la palabra, que no perdonó ni al Vaticano ni tuvo la pretensión de ser ejemplo para nadie.