Por Mariano Dubin
Hay males, o tal vez pequeños tropezones, que nos acompañan a lo largo de la vida. Ahí donde el eje no está del todo engrasado y entonces suena.
Males que limaremos de a poco, muy de a poco, o aprenderemos a convivir con ellos.
En mi caso es el insomnio, supongo, un mal hebreo frente a la caída de la noche.
Con ese mal he intentado hacer otra cosa. Mentirle un poco. El insomnio me ha convertido durante años en trabajos frenéticos y en mañanas odiosas.
La pandemia multiplicó estos pequeños males.
Mis hijas las primeras semanas fueron despiadadas: mantuvieron el reloj de las seis y media de la mañana. Estaba, entonces, atrapado entre el poeta maldito y el criollo madrugador en una secuencia continua e interminable.
Hace años, sin embargo, que ya no lucho con mi insomnio. Intento hacer otra cosa. Esta cuarentena fue volver a una de mis primeras pasiones, el cine, que en mí significa (supongo que es otro mal judío) hacer archivo, sistema, canon –no por nada una palabra que proviene del hebreo antiguo–.
En los últimos día vi de un tirón las ocho películas de Rocky y ahora estoy revisando a Huston. Un amigo quien sabe más que yo me aleccionó. “¿Qué tiene?”, me preguntó, “además de Fat city, The misfits, La jungla de asfalto y El halcón maltés”. “No es poco”, me reconoció, “pero no es de los gigantes”. Es verdad, Truffaut ya había dicho que la peor de las películas de Howard Hawks era mejor que la mejor película de John Huston.
El insomnio y las Rocky me han hecho menos audaz: todo logro, personal y comunitario, se logra luego de palazos y palazos. Agradezco esa falsa escuadra en la forma, en la vida, en los logros.
En Huston están los perdedores, los vencidos, los borrachos, sí, pero nunca se cierra del todo el repertorio de fracasos, queda siempre una vuelta más. Como en ese épico final de La jungla del asfalto: “Lo primero que haré cuando logre estar ahí será bañarme en un arroyo y sacarme toda la mugre de la ciudad”. O como dice Rocky en Creed: “Todo se ha ido hacia otro lado y parece que el único que queda, acá, soy yo”.
Sí, o tal vez solo una excusa para postear esta foto de Huston y Stallone juntos.