Dina Grijalva: «Cuando ya está escrita la minificción, la pulo, acaricio, acicalo…»

Por Camilo F. Cacho

Dina Grijalva es una maestra de la minificción mexicana que tiene mucho para revelar.

Entre otras cosas, confiesa que sus tres pecados capitales favoritos son la lujuria, la gula y la pereza, y dichos placeres los describe con belleza en su libro “Goza la gula”.

Además, por primera vez devela el misterio de la exótica decisión de lucir el pelo color rosado. También cuenta su paso por Argentina y la estadía en la casa de la escritora Luisa Valenzuela, quién la acogió con generosidad durante su tesis de Doctorado.

–Muchos de tus seguidores tenemos una duda: ¿Por qué Dina Grijalva lleva el pelo color rosa? ¿Hay alguna razón metafórica o de sentido o simplemente es una cuestión de gustos?

–Creo que nunca he confesado mi secreto: ahora lo haré. Como en todo, no hay una explicación única. Tiene que ver mucho con mi fascinación por Edith Piaf y por su magnífica interpretación de La vie en rose, que escucho y he escuchado cientos de veces. Además, la primera vez que teñí mis cabellos de color rosa coincidió con un momento importante para mí: un momento en el que empecé a sentirme libre por primera vez y con el derecho a decidir plenamente el rumbo de mi vida. Coincide también con el momento en el que me sentía en una ola de creatividad que me inundaba y me hacía intensamente feliz.

–Sos doctora en Letras por la Universidad Autónoma de México. ¿Creés que dicha formación académica colabora en tu proceso creativo o, por el contrario, y como muchos consideran, asfixia o inhibe de alguna manera dicho proceso, debido a que tenés herramientas previas y podés caer en el hábito de una vigilancia constante en la tarea de escribir?

–Yo empecé a escribir minificción mientras escribía mi tesis de doctorado. Tal vez porque el tema de mi investigación eran los inicios de la construcción del erotismo femenino en la narrativa femenina, y viví ese proceso con pasión. Siento que no hubo una oposición entre la escritura académica y la escritura creativa. Cuando escribo minificción dejo fluir las imágenes, sensaciones y palabras con libertad. Cuando ya está escrita la minificción, la pulo, acaricio, acicalo, trato de que cada palabra sea la justa; y en esos felices momentos me olvido de la academia, creo.

–En 2008 llegaste a nuestro país por tu tesis de doctorado. Contanos qué cosas rescatás de aquella experiencia, qué opinás de la literatura argentina y si creés que ha influido en tu obra literaria y de qué forma.

–Esa estancia en mi Buenos Aires querido fue mi camino de Damasco. Se agolparon entonces misteriosos sentires y nací, sin un proceso consciente, como minificcionista. Creo que el habitar durante esos meses en la casa de la magnífica Luisa Valenzuela y tener, gracias a su espléndida generosidad, su biblioteca personal a mi alcance, propició ese feliz despertar a la creación. Por eso agradezco siempre a Luisa su escritura y acogida en su casa.

Desde siempre me ha fascinado la escritura de Cortázar, Luisa Valenzuela, Alejandra Pizarnik, Macedonio Fernández y varies más. Ojalá esas lecturas hayan influido de alguna manera en mi escritura.

–Tu libro “Goza la gula” ha tenido muy buena aceptación en el mundo lector, sobre todo porque trata de un tema tan olvidado y a veces no abordado en la literatura de manera espontánea como es la exaltación de los placeres del cuerpo. Contanos un poco de qué trata el libro y cómo se te ocurrió escribir sobre el tema.

–Cuando lo escribí no tenía plena conciencia de que era un tema que siempre me había acompañado: la exaltación de los placeres del cuerpo y de mis tres pecados capitales favoritos: lujuria, gula y pereza. Concebí el libro como un juego: escribir 29 minificciones, en cada una las palabras empiezan con una letra del abecedario: de la “a” a la “z”.

Creo que en ese libro está muy presente mi fascinación por las palabras y por los juegos con ellas. Mientras lo escribía viví en una especie de rapto, eran las palabras las que guiaban mis manos.

–En este momento en que se está desarrollando un fuerte movimiento feminista, ¿qué pensás del lugar que tienen las mujeres en el género de la minificción? ¿Existe algún espacio que nuclee los intereses feministas y la minificción?

–Creo que en los orígenes del género de la brevedad la gran mayoría de sus cultores fueron hombres, como en casi todo, “gracias” al tristemente célebre patriarcado. A partir de la década de los 60, muchas mujeres, en el ámbito de la lengua española, empezaron a escribir y publicar. Anteriormente sí hubo muchas mujeres que escribieron, pero no se les permitía publicar, salvo maravillosas excepciones, como Sor Juana Inés. Y así llegamos a esta segunda década del tercer milenio con una gran presencia de escritoras. Ana María Shua ha sido aceptada unánimemente como la reina de la minificción. Luisa Valenzuela, Pía Barros, Cristina Peri Rosi, Angélica Gorodisher y decenas de excelentes minificcionistas destacan. En los últimos años han sido publicadas varias antologías minificcionistas mujeres. Recomiendo Las musas perpetúan lo efímero. Antología de microrrelatistas mexicanas; Resonancias, de minificcionistas de Latinoamérica, ambas de Gloria Ramírez; Escritos entre mate y mate, antología de microrrelatistas argentinas, de Claudia Cortalezzi; El ojo de Lilith, antología de microficcionistas chilenas, por mencionar solo algunas. Y aquí hay que recordar también los libros Basta, cien mujeres contra la violencia de género, que inició en Chile y ha tenido réplicas en México, Perú, Bolivia, Argentina, Estados Unidos, Colombia, Brasil y Venezuela.

Ante esta eclosión de escritura de mujeres, algunas escritoras de todo el ámbito de nuestra lengua hemos decidido acuerparnos en una Red de Escritoras Microficcionistas. Es así como surge REM. Las decenas de escritoras que formamos REM deseamos propiciar la creación de las mujeres y contribuir a la difusión de la minificción escrita por mujeres. Somos feministas y hemos tejido esta red de sororidad y affidamento.

–¿Qué ha significado para vos ser parte del colectivo internacional MP y de qué manera ha colaborado en tu trabajo como escritora?

–Minificcionistas Pandémicos ha enriquecido mi vida. Agradezco a Patricia Rivas el haberme invitado a formar parte de este maravilloso grupo. El encontrarnos, desde el inicio de esta larga pandemia, un conjunto de escritoras y escritores de tres continentes, de varios países y de diversas generaciones ha sido un oasis en medio del aislamiento físico.  Creo que nos unen tres puntos de confluencia: la pasión por el arte de la brevedad, el compromiso social y un espíritu de compañerismo que ha ido creciendo hasta convertirnos en una gran familia.

–¿Qué proyectos le esperan a Dina Grijalva para 2021?

–Siempre espero que el año por llegar me brinde sorpresas. En este caso, en primer lugar, deseo que en algún momento de 2021 la pandemia amaine y podamos abrazarnos entre amigas y amigos. Espero que la escritura siga siendo parte de mi vida y buscaré publicar dos libros que tengo listos: La alegría de las letras, de minificciones infantiles, y otro de minificciones metatextuales, todavía sin nombre.

Estoy organizando un conjunto de actividades literarias para marzo en torno al Día de la Mujer, en el marco del que será el III Encuentro de Artistas de Sinaloa. Formo parte del colectivo Mujeres Creando Sinaloa, que reúne a decenas de mujeres artistas de este estado mexicano.

Espero seguir impartiendo cursos y talleres de minificción y de literatura erótica y, sobre todo, celebrar la vida.

Anuncio publicitario