Nacho Reyna: «Soy de moverme mucho para lograr imágenes únicas»

Por Mayrin Moreno Macías

Nacho Reyna no viene de familia de fotógrafos. De hecho, no entendía de cámaras y menos de función manual hasta que llegó a manos del maestro Sergio Pantaley. Él recuerda que trabajaba en Ribeiro en 2011. Había programado un viaje a Machu Picchu y vio en el local una cámara que le gustó, una Panasonic Lumix FZ40. “¡Era lo más top! La compré para hacer fotos hermosas en el viaje, pero con tantos botones quise aprovechar al máximo sus funciones y busqué un curso de Fotografía Básica y me encontré con Pantaley. Ahí fue mi punto de partida para aprender todo lo necesario para hacer fotos, es un gran fotógrafo al cual respeto mucho”, dice Nacho.

Su regreso fue esclarecedor: se apasionó por la fotografía. Avanzó en su práctica y también adquirió equipos más profesionales. Quería dedicarse a retratar los momentos de felicidad de otras personas.

Este 2020 Nacho recibió menciones de dos páginas importantes de fotografías de bodas: una es WPJAR (Wedding Photojournalist Argentina) y la otra es Bodas Argentina. En estas evalúan que sean fotos creativas y de impacto visual y que no sean montadas en Photoshop. Realizan  cuatro concursos al año y, al terminar, el que gana sale destacado como Fotógrafo del año.

“A principios de este año decidí inscribirme porque pensé en la posibilidad de que al menos alguna fotografía de mi autoría saliera premiada. Hoy, en una página me han dado 12 menciones y en la otra 8, imagínate lo feliz que estoy. Es un gran logro. Allí se encuentran grandes fotógrafos a nivel nacional en la categoría de bodas. Esto me ayuda a seguir confiando en mi trabajo y darle lo mejor a mis clientes”.

Pienso luego disparo

Hace 11 años Ignacio Reyna llegó a San Rafael. Vivía en Arrecifes, en la provincia de Buenos Aires. Nacho, como le dicen, se enamoró de los paisajes y la gente de esta ciudad. Con la cuarentena él y sus colegas fotógrafos se vieron muy afectados, pero hoy están habilitados para hacer sesiones de fotos en exteriores con los respectivos protocolos. “Seguí manteniendo el entusiasmo de crear imágenes, pero se limitó ya que fueron varios meses parado, iba haciendo fotografías en casa, a mi hijo y a mi señora, e iba ideando fotos para cuando esto se reabra nuevamente, no es un momento fácil pero siempre con entusiasmo de seguir hacia adelante”.

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Estos meses le dieron un respiro, lo ayudaron a frenar la cotidianidad, pero cree que ya es demasiado tiempo. Sin embargo, ha ido almacenando ideas, sentimientos, experiencias vividas, lugares y, por sobre todo, las ganas de hacer una buena fotografía para entregar a los clientes que no pudieron hacer sus fiestas. “La fotografía es un arte entre la mente y la cámara. Uno se imagina fotos y hay que llevarlas a cabo. Una vez mi maestro de fotografía Sergio Pantaley me dijo que la fotografía es prueba y error, por eso es lindo practicar lo que más se pueda”, dice.

–¿Cómo describes tu fotografía?

–Es un conjunto de muchas cosas. Me gusta empatizar con mis clientes, quinceañeras, novios, embarazadas, niños, busco conocerlos en lo que más pueda para crear en mi mente las fotografías. También me gusta salir a buscar lugares e imaginar fotografías. Soy de moverme mucho para lograr imágenes únicas, a veces veo imágenes de grandes fotógrafos y me pregunto cómo las hicieron, y trato de buscar la manera de que mi imaginación se llene de ideas y recursos para implementar en mis fotografías, en ese sentido soy muy constante. Y cuando me empeño a hacer una foto, hasta que no me salga no me doy por vencido. Siempre voy mirando hacia adelante y trato de usar los recursos más básicos, como usar una buena composición o buscar una luz agradable, como esos atardeceres en los que se junta la magia del universo con la complicidad de la persona a fotografiar, y esperar que solo se dé el momento para poder inmortalizar un buen recuerdo.

A la hora de disparar Nacho busca todos los encuadres posibles. Se mueve para lograr miradas diferentes. Sabe que la composición y la luz en la fotografía lo es todo. También guarda en su cabeza una paleta de colores vivos. “Sin luz no podremos hacer una foto y sin un buen encuadre no lograremos llamar al espectador a que esa imagen le impacte”. Y al momento de la edición no es de usar Photoshop, le da vida a sus fotos con tan solo mover los parámetros básicos, como contrastes y exposiciones.

Nacho también encontró una manera particular de entregar sus fotografías. Como trabaja con madera, diseñó unos pendrive de cedro que hacen parte de su packaging.

–¿Consideras que hacer imágenes con el teléfono sigue siendo fotografía?

–Con un teléfono se pueden hacer fotos increíbles, pero nunca se puede comparar con hacerlas con una cámara, ya que lo esencial es poder conectar con tu ser y la cámara de manera manual, y es ahí en donde se encuentra la magia. Cuando podés lograr una imagen que está en tu cabeza, es extraordinario y muy satisfactorio, yo creo que todos debemos aprender este arte hermoso, la fotografía tiene el poder de viajar a ese momento. Henri Cartier Bresson, considerado el padre del fotoperiodismo, decía que de todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija el instante preciso, jugamos con cosas que desaparecen y que una vez desaparecidas son imposibles de revivir para nosotros. Lo que desaparece, desaparece para siempre.

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