Por Yurimia Boscán
Tiene nombre de prócer y sabe que somos el resumen de todo lo ancestral que late en los ojos de una abuela. Desde muy pequeño —como habitante de espacios signados por los montes agrestes— aprendió a pilotear con pabilo las hermosas naves que construía con veradas y papel multicolor… Cuando creció apostó por la ciencias, pero ya era muy tarde para asumir, como modus vivendi, la sobriedad de los científicos. Llevaba en su rostro la marca que deja el viento en la cara de los niños que vuelan papagayos al descampado de los sueños… Se dice que cuando un niño se hace hombre mirando los crepúsculos mientras vuela su cometa y mira pasar un tren, no podrá ya librarse de sentir como sienten los poetas… Tal vez por eso, Dámaso canta, recita, toca cuatro, baila salsa brava y escucha rock con la misma vehemencia que, en sus años pelilargo, alzaba su voz por la paz del mundo junto a sus amigos de pantalones campanas y zapatos con plataforma… Por si fuera poco, este muchachón del tipo Alfa delira por las arepas de budare, el lebranche asado, las caraotas negras, las cachapas con queso de mano y el pastel de chucho…
CREDO DE DÁMASO MIRANDA
Creo en la música Rock, como la diosa creadora de ilusiones y sueños juveniles, y en Los Cuatro de Liverpool, como sus primeros profetas.
Creo en el amor de mi perro, que me espera por las tardes en la puerta de la casa y se duerme a mis pies durante mis largas sesiones en la computadora.
Creo en la inocencia de un niño cuando se pregunta por qué las nubes no se caen.
Creo en la paz como única forma de evitar el sufrimiento causado por la guerra.
Creo en la ginebra con jugo de naranja como poción mágica, fiel compañera en las tardes solitarias y grises.
Creo en el olor de la tierra mojada por la lluvia, como promesa divina de brote de nuevas espigas.
Creo en el origen divino del chocolate, como obsequio del Dios Quetzalcóatl a los hombres para su disfrute, especialmente si está mezclado con avellanas.
Creo en los poderes mágicos de quien fue mi abuela, porque a partir de un acto de amor pudo crear la maravilla que fue mi madre.
Creo en la enseñanza silenciosa de mis libros: me dan lecciones sin regañarme.
Dámaso Miranda (Caracas, 1944) Licenciado en Computación de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Posgrado en Investigación de Operaciones (UCV) y Magíster en Informática Aplicada de la Universidad de Camagüey, Cuba. Es profesor universitario jubilado.