Por Mayrin Moreno Macías
Yecatonu. Qué fuerza tiene esta palabra. Y lo que traduce: imagen. También es el nombre del ensayo fotoetnográfico realizado desde junio hasta septiembre de 2020 por la comunidad indígena Taurepang, establecida en el municipio Pacaraima, al norte del estado Roraima, en Brasil. Ellos no saben del formato digital, es algo muy nuevo; sin embargo, tomaron una cámara fotográfica y empezaron a tejer su propia realidad. A través de la fotografía visualizaron su forma de vivir, de trabajar y de producir alimentos. Se reconocieron como productores de yuca (mandioca) y fabricadores de los principales ingredientes de su comida: farinha, beiju (casabe), goma (almidón de mandioca), tapioca, caxiri (una bebida fermentada tradicional pemón), tucupi y molho de pimenta. También como un pueblo indígena que se muestra al siglo 21.
Leonardo Cantillo, docente y fotógrafo, junto a su esposa Claritza Pérez, periodista radial indígena, y su hijo Fabián Cantillo dieron vida a esta experiencia. Ellos son unos habitantes más de este lugar. Emigraron de Venezuela hace un año. Leonardo trabajó en distintas áreas de la comunicación, cultura y la educación en ese país. Se desenvolvió en proyectos sociales con el Centro Nacional de la Fotografía, con los que recorrió el territorio venezolano en compañía de fotógrafos y coordinadores del área de Educación. Esto le facultó trasladar ese aprendizaje a Brasil y propuso un taller de fotografía básica para la comunidad Taurepang con cámaras compactas y teléfonos celulares. “Procuré que lo técnico no cumpliera un rol fundamental sino que plasmaran sus vivencias para que pudieran expresarse. Los resultados fueron reveladores: espontaneidad, estética, poética. Fue una revalorización de su identidad y cultura”.
Sobre la fotografía
Leonardo no fotografía su mundo. Según él, no tiene un mundo exclusivo para mostrar porque este mundo ya conoce la miseria, la política, la tiranía, la corrupción. “La fotografía revaloriza el medio que nos sustenta. Hay espacio para la estética y la poética, pero es un debate que tiene muchos siglos, lo más importante es que la fotografía es una herramienta y si sirve para mostrar realidades, haríamos un mundo más justo para todos”.