Por Msc. Miriam Macías
Especialista en terapias naturales
El ser humano es un ente holográfico: la parte abarca al todo, la información del cuerpo está contenida en cada célula y el pie es un mapa del organismo.
En los pies están proyectados, por vía refleja, todos los órganos, glándulas y partes del cuerpo. Al respecto, el angiólogo milanés profesor Giancamillo Donadi expresó que «los pies son nuestro primer punto vital. El pie asume en sí una afinidad de prerrogativas de las que solo somos conscientes cuando, a causa de un dolor, falta la libertad de movimiento».
En efecto, debido a que los pies son las zonas reflejas más sensitivas y receptivas del cuerpo humano (cada pie posee 7.000 terminaciones nerviosas), requieren de una estimulación adecuada, que contribuya a optimizar sus funciones vitales.
La terapia dirigida a estimular los puntos reflejos ubicados en los pies es la reflexología podal. Constituye un tratamiento natural, agradable y no invasivo, que estimula el poder curativo latente en el cuerpo humano y que se ajusta al mandato hipocrático de «sanar sin dañar».
La reflexología podal permite una comunicación efectiva entre el terapeuta y el paciente, ya que las manos del primero se convierten en un instrumento de sanación y de influencia positiva que genera una apertura emocional.
La reflexoterapia podal es útil para personas de cualquier edad, recién nacidos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, ya que facilita la circulación de la energía vital.
La reflexología podal aplicada con regularidad ayuda a reducir el estrés, a depurar el organismo de toxinas, a mejorar la circulación linfática y sanguínea, a inhibir el dolor y a equilibrar la energía, con el fin de fomentar la salud.