Jonathan Boffino: “Lo que conocemos es la historia del ganador, o sea, la de nosotros, los argentinos”

Por Mayrin Moreno Macías

 

Sonará exagerado, pero la integridad mental de Jonathan Boffino está en riesgo si no toca un instrumento. Es una necesidad cerrar las puertas unas horas y entregarse a la creación musical. A sus 32 años puede parecer medio “enroscado”, como le dice su amigo Carlos, del sello Opositivx, porque su mente es arrolladora y cuestionadora. Así como encontró su forma de hacer música y aprendió a escuchar y disfrutar de la exploración sonora sin límites, también se cuestiona el concepto de patria cuando se usa para discriminar al otro, cree que la política partidaria no sirve de mucho cuando hay tanta corrupción y desigualdad, y opina que hay que  repensar una nueva identidad, “no solo como argentinos sino como latinoamericanos, habitantes de Abya Yala, aceptarnos y fortalecernos en las diferencias”. Este músico y artista sonoro, quien también es profesor de arte en Música con especializaciones en audio digital e inclusión educativa, participará este lunes a las 19.30 en el ciclo de entrevistas “Artistas del Sur” por el Instagram @ecasurenriquesobisch

 

Arrasada por la colonización, gobiernos corruptos…

“Qué bueno sería que amaras la Tierra… Hoy en día reclamamos nuestra ansiada dignidad…”, son palabras poderosas de Nehuel Mapu Leou que Jonathan Boffino incluyó en el intro del primer volumen de su nuevo disco: “Tierra Arrasada”.

“Uh… esa introducción…”, dice Jonathan. “El disco se trata sobre nuestra identidad como latinoamericanos. Le pedí la palabra a Nehuel Mapu Leou, un representante del pueblo mapuche en San Rafael. Para mí fue impresionante, porque eran las palabras que tanto ansiaba y que no me salían. Es eso, la construcción colectiva, la búsqueda de esa historia que no conocemos sobre los habitantes de estas tierras. El disco va a tener 4 partes, y cada parte la hago con un sello discográfico independiente distinto y de diferentes provincias. Poseemos la libertad de expresarnos en todo su esplendor, no dejarnos nada y con respeto hacia el otro. Hay que llegar, medio utópico quizás, algún día a sentarse y debatir o plantear diferencias sin matarnos en el intento”, explica.

El concepto de “Tierra Arrasada” gravita en los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego). Es lo que siente Jonathan por esta tierra, Latinoamérica, Abya Yala, “arrasada por la colonización, arrasada por los gobiernos corruptos, arrasada nuestra identidad, esa sensación de querer ser la ‘pequeña Europa’ y nunca llegar a serlo. Nos han quitado las riquezas, el conocimiento ancestral, la cultura y, en consecuencia, la identidad. Entonces ahora me pregunto… ¿seguiremos igual que como hace 500 años?”.

 

–¿Qué encontraste en el trabajo sonoro? ¿Cuáles son tus herramientas?

–Me encanta sorprenderme con sonidos nuevos, formas musicales distintas, ideas musicales rotas… de ahí no se vuelve. Actualmente uso mis aparatos de sonido, que son circuitos sonoros modificados y efectos de sonido, también mis instrumentos musicales, como el cello, piano y guitarra. Están las grabaciones de campo (que son grabaciones de lugares, zonas, cosas, animales, entre otras) y también uso mucho la edición de audio. Mucho, mucho tiempo le dedico a eso ya que es parte del concepto sonoro.

 

Lo artístico y lo conceptual de “Tierra Arrasada”

Para Jonathan haber sido parte de varias ediciones del San Experimental, que organiza Simón Miguelo, además de volarle la cabeza, significó un yacimiento en el que probó cosas nuevas, ideas, conoció gente de otros lados y eso lo ayudó a encontrar de a poco un estilo propio. En sus inicios indagó sobre la electrónica musical, la creación de efectos de sonido (pedales de guitarra y más), aparatos sonoros (osciladores, filtros, sintes), micrófonos; también sobre la grabación de audio, edición, mezcla y masterización, grabaciones de campo… Luego probó varias formas de intervención de instrumentos, performance artística y circuit bending (modificación de un aparato sonoro con fines artísticos, en la que suelen usarse juguetes electrónicos).

A Jonathan le hace ruido esa visión eurocentrista que –asegura– tienen los argentinos. “Nos estamos perdiendo cosas valiosas y seguimos mirando hacia afuera. Supuestamente festejamos los 200 años de historia, cuando hay registros de habitantes desde hace más de 10.000 años. Les echamos la culpa a los españoles de haber conquistado el territorio, pero fueron argentinos como Rosas y Roca (entre muchos otros a lo largo de la historia) los que fueron al ‘desierto’ a ‘reclamar’ esas tierras, tierras que eran habitadas por gente que las conocía, las amaba y las cuidaba. No por nada vivieron acá más de 10.000 años. ¿Pero sabes qué es lo peor? Que no lo sabemos, no lo sabemos porque los mataron, mataron al indio, al nativo, al originario, no podremos saber cómo era antes porque los exterminaron y lo que conocemos es la historia del ganador, o sea, la de nosotros, los argentinos. Esa es la parte mala, fea, de perdón y de reconstrucción, porque no se le puede devolver la tierra a los muertos, pero sí podemos tratar de construir una sociedad distinta, una que reconozca a los pueblos preexistentes de Abya Yala, no como argentinos sino como lo que son, con su identidad, su historia, sus cosas buenas y malas. Tenemos que poder llegar algún día a respetar al distinto, al que no es como vos ni lo será, y está bien que sea así. Y ahí ya no importa si sos descendiente de un pueblo originario, de inmigrantes, de argentinos, mestizo, negro, blanco, rosado, multicolor… a esta altura del partido tenemos que replantearnos varias cosas, me parece”.

 

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