Por Camilo F. Cacho
José Zelaya, además de estudiar Psicología y Trabajo Social, con solo 21 años se ha convertido en el escritor más joven de microficción de Honduras, pero aunque para muchos comenzar desde muy joven puede resultar beneficioso, para él ha sido un obstáculo más en un país donde –asegura– cuesta abrirse a cualquier manifestación artística y en la mayoría de los casos no existe espíritu de colaboración de parte de los escritores consagrados.
Para José, escribir es una lucha constante, un infierno que disfruta y un calvario sin rumbo. Considera que la literatura no solo debe ser útil para crear ficciones, sino también para plantear y exponer la realidad social.
Y cree que la idea central de una minificción de corte social es generar una reflexión en el lector, más que un asombro.
–¿Cómo llegó la escritura a tu vida? ¿Escribís desde niño?
–Comencé a escribir poesía a los 12 años. Dos años después la abandoné, pensé que era malo y que no debía seguir. A los 18 retomé la escritura, pero mis ojos descubrieron un nuevo género literario, la minificción. Hasta la fecha ha sido mi gran pasión, las dudas de vez en cuando aparecen y causan molestias, pero mi motivación y perseverancia me llevan a continuar. Puedo decir que mi mayor paso en la minificción fue cuando gané mi primer concurso de microcuentos en 2018, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Obtuve uno de los primeros lugares, fui el único estudiante, las otras dos personas eran docentes de Literatura de la universidad. Actualmente soy el más joven escribiendo minificción en mi país. Algunos pueden verlo como una ventaja, ahora puedo verlo de esta forma, pero antes no era así. Por el contextode Honduras, para las personas jóvenes es difícil abrirse un espacio en cualquier manifestación artística. Además, las oportunidades para un joven centroamericano son casi nulas, no todos los escritores ceden un espacio para enseñar a los que recién iniciamos en este camino. Pero los pocos que creyeron en mí, ahora ven adonde he llegado y sus felicitaciones me llenan de alegría. Podría mencionar a los que me han apoyado indudablemente: Helen Umaña, Dennis Vargas, Nery Gaitán, Perla Rivera, Karen Valladares y Javier Vindel.
–¿Qué significa la literatura en tu vida?
–Comencé a escribir como una forma de catarsis, ahora es una obsesión que llevo a todas partes. Una lucha constante, un infierno que disfruto y un calvario sin rumbo. Pero es hermoso, sentarse a pensar sobre qué o quién se habla sin que se dé cuenta.
–Como estudiante de Trabajo Social, ¿crees que la literatura sirve como denuncia de las injusticias sociales?
Totalmente, la literatura no solo debe ser útil para crear ficciones, sino también para plantear y exponer nuestra realidad social. Los textos de denuncia permiten llegar al lector de una forma más profunda, aunque muchas personas no estén de acuerdo con estos textos o no los vean tan importantes como los que comúnmente se escriben. La idea central de una minificción de corte social es generar una reflexión en el lector, más que asombro.
–¿Qué autores te han marcado en el camino de escribir y con quiénes te has identificado más a la hora de encontrar tu propia voz?
–Creo que tomaré la pregunta como una sola. Los que me han marcado también me han ayudado a crear mi propia voz. Entre ellos puedo mencionar a Julio Cortázar, Oscar Wilde, Poe, Lovecraft, Aída Castañeda, Roberto Sosa, Virginia Woolf, Augusto Monterroso, entre otros. Siempre hago un mix entre mis autores nacionales e internacionales.
–¿Cómo llegaste a formar parte del colectivo de Minificcionistas Pandémicos (MP) y cómo está siendo tu experiencia junto a ellos?
–Surgió a raíz de una conversación con uno de los miembros del colectivo. Para ser más claro, con Camilo Montecinos, a quien guardo aprecio. Él se comunicó con Patricia Rivas y al siguiente día había sido aceptado. Por mi edad, formar parte del colectivo es un gran honor. Compartir espacios con grandes personas inmersas en la literatura ha sido increíble. Admiro a cada uno de ellos en secreto, bueno, luego que lean esto ya no será secreto. Ellos no solo me han dado su ejemplo con sus textos, sino también con sus acciones.
–¿Qué proyectos tienes a futuro?
–Seguir con la difusión de la minificción por medio de redes sociales, promover nuevas formas de generar minificción y, por supuesto, seguir escribiendo y trabajar en dos proyectos que tengo guardados.