Por Eliana Soza Martínez
El microficcionista chileno Camilo Montecinos Guerra, además de escritor, es profesor y gestor cultural. Tiene a su cargo la página de Facebook “Contar desde lo mínimo: taller de microficción”. Ha participado en diferentes antologías internacionales y su primer libro, “Golpes sobre la mesa”, tiene la característica de revelar una denuncia valiente contra la violencia de género.
El trabajo junto a sus compañeras y compañeros del colectivo internacional Minificcionistas Pandémicos (MP) le trae grandes satisfacciones. En sus propias palabras, afirma: “Somos un engranaje que funciona muy bien y eso me tiene contento”.
Este año ha sido de grandes logros para Camilo. Nos cuenta algunos de ellos y anuncia más proyectos para 2021, que según él y como se dice en Chile, vendrá “con la marraqueta bajo el brazo”.
–En tu libro “Golpes sobre la mesa” se escucha una voz clara y fuerte en contra del machismo. ¿Qué te motivó a escribir sobre este tema?
–Desde muy joven tuve una clara conciencia sobre las temáticas de género, me cuestionaba constantemente la estructura patriarcal en la que se basa la sociedad y me fui dando cuenta de la posición de desventaja que tiene la mujer y contra la que aún continúa luchando. Pongo de ejemplo Chile, aunque seguramente son muchos los países y culturas en las que se siguen perpetuando conductas machistas. Un caso que me impactó mucho fue el de Nabila Rifo, una mujer que fue golpeada salvajemente por su expareja, quien posteriormente le arrancó los ojos. En mi libro le dedico dos textos a ella. Este suceso, sumado a las cifras de femicidio que van en aumento, ha generado que diversas agrupaciones y colectivos, desde diversos ámbitos, hayan levantado una bandera de lucha contra este tema. Una de estas instancias de denuncia fue la que propuso la escritora Pía Barros, junto a otras autoras, y que se materializó en el proyecto “Basta! Contra la violencia de género”, que ya reúne varias antologías de microrrelatos contra la violencia machista. Una vez que tuve acceso a estos textos, pude descubrir que la literatura constituye una poderosa trinchera para denunciar y hacer frente a aquello que está mal en la sociedad. Es parte también del rol del escritor: su compromiso social. Así pude darme cuenta de que a través de las letras contribuiría a esta lucha y fue como nació “Golpes sobre la mesa”.
–Este año, a pesar de la pandemia, fue un tiempo de muchos logros para tus letras…
–Este año se inició para mí de muy buena manera. Me adjudiqué dos proyectos financiados por el Ministerio de las Culturas de Chile, orientados al fomento lector y escritura creativa. También fui publicado en diversas antologías de cuento y minificción, entre las que destaco las antologías de Quarks Ediciones, “Brevirus” de Revista Brevilla, “Confinamiento” de Cathartes Ediciones, fanzine “Árbol” de Germen Ediciones y Revista Ila, de Alemania, donde un microcuento de mi autoría fue traducido al alemán. También participé en varios concursos y obtuve los primeros lugares en convocatorias de Chile y México. Otro de mis logros fue haber participado este año como jurado en concursos de minificción. Destaco “Hazla cortita”, que se realiza en mi región y consiste en retratar la ciudad de Arica en un máximo de cien palabras. Fue una muy linda experiencia, aunque descubrí la difícil tarea de dictaminar en los concursos literarios. Destaco igualmente la invitación que me hicieron diversos colectivos de países como Perú, Colombia y México, para participar en entrevistas y tertulias literarias. Finalmente, algo que me tiene muy emocionado es la invitación de una editorial para publicar mi segundo libro.
–¿Qué tipo de personajes son más difíciles de crear para ti? ¿Por qué?
–Considero que los personajes infantiles son los que me traen mayor dificultad. Además, me gusta disfrutar de los géneros negro y de horror, por lo que vincular experiencias traumáticas como asesinatos con niños o niñas me permite generar más impacto en el lector. Lo difícil está en dirigir la narración hacia la perspectiva de los personajes infantiles. Suelo escribir de manera muy formal y muchas veces la voz infantil se percibe más bien como una voz adulta, lo que afecta a la verosimilitud del relato. Es un aspecto en el que estoy trabajando para mejorar mi escritura.
–En tu labor de gestión cultural tuviste experiencia en el trabajo en equipo. ¿En el colectivo Minificcionstas Pandémicos es diferente o similar?
–Considero que es similar, aunque la modalidad de trabajo es la que ha cambiado. En el ámbito de la gestión cultural, las actividades que se realizan son más en terreno, con mayor movimiento y contacto con las personas. Hay mucho trabajo de coordinación, de escuchar propuestas y llegar a un acuerdo. Lo mismo sucede en el colectivo MP y es lo que llevamos haciendo desde abril hasta la fecha. La gran diferencia es que nuestro colectivo surgió en tiempos de pandemia, sumado a las distancias que nos separan, ya que somos de 14 países distintos, toda la gestión se ha realizado de manera online. A pesar de eso, creo que las coordinaciones y actividades que nos hemos propuesto han cumplido con sus objetivos. Hemos tenido una líder que nos dirige y ordena, como Patricia Rivas, y hemos trabajado en base a la colaboración y con roles definidos, siempre en conjunto, con miras a las metas del grupo. Somos un engranaje que funciona muy bien y eso me tiene contento.
–Solo quedan algunos meses para que termine 2020. ¿Tienes proyectos a corto plazo o los dejarás el año 2021 para nuevas iniciativas?
–Para lo que queda de 2020 estoy enfocado en concluir los proyectos pendientes, que debido a la pandemia no han logrado concretarse. También continuar participando en el colectivo MP, con las lecturas individuales que faltan y otras iniciativas que puedan surgir en el resto del año. Escribir para las antologías y convocatorias que me han invitado. Continuar colaborando con Revista Brevilla, donde soy parte del comité editorial, en la selección y difusión de autores y autoras de minificción. Y, por supuesto, planificar también los proyectos que tengo en mente para el próximo año. El 2021 sin dudas vendrá con nuevos desafíos e iniciativas, o como decimos los chilenos, vendrá “con la marraqueta bajo el brazo”.