Por Eliana Soza Martínez
Natalia Madrueño, docente universitaria y minificcionista mexicana, está muy consciente de que la enseñanza, además de compartir conocimientos, es sinónimo de aprendizaje. Su colaboración en la FIL Guadalajara le ha obsequiado experiencias inolvidables que enriquecen su trabajo. Cuando habla sobre su participación en el colectivo internacional Minificcionistas Pandémicos (MP), asegura: “Me dio la oportunidad de leer, disfrutar y analizar voces narrativas actuales y de muchos países”.
Natalia disfruta escribiendo minificciones que causen sensaciones intensas en los lectores, por eso se ha inclinado por el género noir, o negro en español. Sus planes a futuro anuncian una novela a ser terminada y la presentación de un ensayo, que es otro género en el que se desenvuelve con seguridad.
–Como docente universitaria, ¿qué aprendiste de tus alumnos para contar historias?
–Creo que lo más importante que he aprendido, y que además me maravilla de mis alumnos, es la forma que tienen de observar el mundo, la sociedad, la naturaleza, todo aquello con lo que compartimos la vida. Ellos ven todo con sorpresa, tienen esa mirada expresiva como si todo fuera nuevo o desconocido, a veces ya conocen algo y me dan una gran lección, sacuden mi entorno para darme la oportunidad de redescubrir, de buscar más, y me encanta. Por eso no me siento mal de robar esas manías que para mí son extraordinarias y que además trato de reproducir en mis historias, que he de confesar, algunas de ellas salen de ahí, de mis alumnos, aunque con su respectiva ficción. Además ellos siempre me sorprenden, el año pasado tuve un grupo de jóvenes escritores que ganaron algunos concursos en la categoría de “Creadores literarios” de la Feria Internacional del Libro (FIL) 2019, feria que acaba de obtener el premio Princesa de Asturias por su referente cultural, económico y social, junto con los eventos masivos dedicados a los libros y la literatura en general más importantes del mundo, así que bueno, siempre aprendo algo nuevo gracias a ellos. No quisiera que sonara a comparación, pero ya sabes, Juan Rulfo tenía a su tío Celerino, yo tengo mis viajes en camión (transporte público), mis idas a las cafeterías, mi buen oído y, desde luego, los tengo a ellos: mis alumnos.
–Al conocer a varios escritores célebres por tu trabajo, ¿cuál fue la experiencia que se quedó en tu recuerdo?
–Tengo dos grandes experiencias. Una fue justo el año pasado, que conocí a Kevin Brooks, me tocó organizar un evento dedicado a su novela Miedo y al final nos hicimos muy buenos amigos. Kevin Brooks es un escritor inglés de literatura juvenil, conocido principalmente por sus novelas Martyn Pig (ganadora del Premio Branford Boase en 2003), Lucas (ganadora del premio North East Book Award en 2004) y Miedo (novela con la que la FIL lo galardonó con el premio de mejor escritor juvenil). Yo tenía la encomienda de recogerlo en su hotel y llevarlo a un evento que le organizamos por el premio de Miedo. El caso es que ese día desayunamos juntos, y además del evento eterno, porque firmó un montón de libros, el día nos alcanzó para tomarnos una nieve típica de Guadalajara, pasear y al final hacernos buenos amigos. Kevin Brooks, además de extraordinario escritor, es un tipazo.
Mi segunda experiencia y no menos importante fue en diciembre de 2018, cuando le otorgaron de manera simultánea los premios FIL de Literatura en Lenguas Romances y el premio Cervantes a la poeta uruguaya Ida Vitale. Entonces me tocó recibirla (en la inauguración de una biblioteca que lleva su nombre) con un ensayo dedicado a su obra Léxico de afinidades y que titulé De las palabras hacedoras de Ida Vitale y una nueva relación para reconocernos. Cuando empecé a leer el ensayo, la escritora dejó de prestar atención a unas hojas que le habían entregado, yo tenía que seguir leyendo para el público en general, pero entonces ella casi de forma inmediata dejó de hacer lo que le habían solicitado y se concentró en mis palabras, aún no terminaba mi lectura cuando se levantó de su asiento, fue a encontrarme para darme un abrazo y me dijo: “Muchas gracias por tus palabras, Natalia, tu voz es muy bella y creo que has dicho más de lo que merezco. Gracias”. Nunca olvidaré esas palabras, ni ese abrazo.
–Varios de tus textos tienen la característica de estar enmarcados en el género noir o son bastante oscuros. ¿Cuál es la razón?
–La razón es que tuve al mejor maestro y especialista en Novela Negra durante mi carrera en Letras hispánicas; el Dr. Roberto Herrera Gallardo, un hombre muy culto en las letras en general, pero su forma de dominar y hablar de este género me atrapó. Eso sin contar que tiene la voz más fuerte y adecuada para este género y que gracias a él también conocí al escritor cubano de novela detectivesca, recién seleccionado para el Nobel de Literatura, Leonardo Padura. Además, La Novela Negra tiene tantos senderos que no se agotan: el suspenso, tener que descubrir algo nuevo, sentir miedo, vértigo o cosquillas en el estómago como si te subieras a una montaña rusa, pero en realidad todo es porque leíste algo muy bueno,y se convirtió en una especie de filia para mí. Sería un orgullo para mí lograr algo de esto en mis lectores.
–¿Cambió tu perspectiva sobre la minificción formar parte del colectivo MP?
–Creo que la minificción como obra literaria tiene su estructura externa definida como cualquier otro género, esto nos da la posibilidad de llamarla así: Minificción. En lo que sí hay variaciones es en la estructura interna; mira, lo que para un poeta es la voz lírica o poética, para nosotros es el narrador, entonces esto nos da muchas posibilidades y formas de contar como escritor, y justo en este punto es que el colectivo MP, más que cambiar mi perspectiva sobre la minificción, lo que hizo fue influir en mí para enamorarme definitivamente de él, digamos que me ayudaron a ratificarlo y endulzarlo para disfrutarlo aún más. Y aunque ya antes lo escribía, lo tenía descuidado porque soy distraída. Ahora digamos que gracias al “cómo cuentan” mis amigos y compañeros de MP, junto con el apoyo de mi amigo que además es editor en La Editorial Universitaria, Juan Felipe Cobián, pude ampliar la gama de sus colores, o tonalidades, ya que el hecho de ser un colectivo internacional, cuyo requisito principal era que escribiéramos en español, me dio la oportunidad de leer, disfrutar y analizar voces narrativas actuales y de muchos países, cada una de ellas evidenciando su contexto de autor, y es claro que los países y estilos enriquecen los temas tratados.
–Coméntanos sobre tus proyectos a futuro
–Gracias a Dios se siguen abriendo puertas literarias, algunas participaciones en antologías de minificción que se publicarán a finales de este año y otras a principios de 2021. También se vienen algunos conversatorios con especialistas en el área de Lengua y Literatura que se transmitirán por streaming en la página de Facebook @Escritoreseriales, para que estén atentos. Se viene la publicación de un ensayo que estoy trabajando y que se presentará en la FIL, ya que está dedicado a la obra de la escritora Lídia Jorge, galardonada con el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Desde luego los múltiples proyectos que, deseo con mucho cariño, sigan acumulándose para el colectivo internacional MP y espero pronto poder continuar con mi trabajo de campo y así terminar mi proyecto de una novela.