Por Camilo F. Cacho
Eliana Soza Martínez es comunicadora social y forma parte del colectivo internacional Minificcionistas Pandémicos gracias a la invitación del escritor chileno Camilo Montecinos. Nacida en Potosí, quiso estudiar Medicina en Alemania, pero la vida le mostró que su verdadera vocación era escribir. A punto de reeditarse en papel «Seres sin sombra», la escritora boliviana nos cuenta sobre ese mágico libro y otros proyectos que están por venir.
–¿En qué momento comenzaste a escribir? ¿Tuviste alguna influencia familiar o de tu entorno respecto a la lectura y la escritura?
–Comencé a escribir cuando terminé de estudiar en la universidad, pero tenía muchas inseguridades y lo dejé por más de diez años. Cuando tuve a mi segundo hijo, decidí dejar de trabajar para dedicarme a su cuidado. En ese momento sentí que tenía algo más de tiempo y animada por las innumerables convocatorias en las redes sociales, me animé a volver a la escritura con textos muy cortos que no sabía que se denominaban minificciones. Mi influencia no fue familiar porque en casa no había muchos libros y solo leía lo solicitado por el colegio; es en la universidad donde mi docente de Lenguaje y Literatura, licenciada Lidia Valverde, me contagia su pasión por las historias. Recién en aquella época empecé a leer ávidamente lo que encontraba.
–Cuando elegiste estudiar Comunicación Social, ¿ya pensabas en escribir y que esta carrera sería un aporte para tu carrera literaria o vino después?
–Elegí la carrera de Comunicación de forma muy singular. Al terminar el bachillerato, viajé a Alemania con el objetivo de estudiar allá Medicina, no funcionó por varias razones y volví a Bolivia después de seis meses. El siguiente año no llegué a tiempo a la inscripción para esa misma carrera en la ciudad de Sucre, pero ya no podía perder más tiempo. Mi madre me dijo que eligiera otra carrera y me topé con la de Comunicación. Viendo las vitrinas llenas de trabajos de cine, literatura, radio, televisión, me animé, y en el transcurso de los semestres me fui enamorando de la profesión y ahí se sembró la semilla del sueño de ser escritora.
–En 2018 se publicó tu libro «Seres sin sombra». ¿Cómo fue el proceso de elegir ese nombre? ¿Cuántos seres sin sombra hay en esos relatos?
–En realidad tenía otro nombre para el libro, era «Cuentos paranormales», quería jugar con para-normales. Sin embargo, investigando el título, ya estaba siendo usado por un autor boliviano, así que tuve que buscar otra opción. No fue nada fácil, con la ayuda de mis cercanos me fui dando cuenta de que el hilo conductor de las historias eran los protagonistas: seres singulares, algunos sí sobrenaturales y otros más terrenales, todos monstruos de alguna manera, a veces por decisión o por haber sido orillados a serlo. En cada cuento el lector encuentra seres sombra, es decir, fantasmas, y los que sin venir del averno u otro lugar oscuro son verdaderos demonios.
–¿Cómo llegaste a formar parte del colectivo internacional Minificcionistas Pandémicos y qué significa para vos en la actualidad esta experiencia con escritores de diferentes culturas y países? ¿Qué desafíos te ha planteado ser miembro de este grupo?
–Llegué por invitación del escritor chileno Camilo Montecinos, que muy amablemente me tomó en cuenta para formar parte de este colectivo. Para mí es una maravillosa experiencia de trabajo en equipo, de cariño fraternal, de exquisito proceso creativo y enriquecimiento de lo que aprendo de mis compañeras y compañeros. Los desafíos fueron muchos, entre ellos, ser más organizada por las diversas actividades del colectivo, trabajar con una consigna y ahora también pensar la forma más creativa de traducir el texto a un audiovisual.
–¿Qué proyectos tienes a futuro en el ámbito de la literatura y qué te queda aún pendiente por cumplir y te sigue dando vueltas en la cabeza?
–Estoy muy feliz porque este mes se cumplirán dos sueños que tenía: la reedición de mi primer libro, «Seres sin Sombra», en formato cartonero, con la editorial Electrodependiente de Bolivia. El segundo, sacar mi primer libro digital de minificción, «Monstruos del Abismo», parte de la colección «Serendipia» de escritores bolivianos de Ediciones Velatacú. Todavía tengo un par de proyectos individuales y algunas antologías a las que fui invitada y que están a punto de salir. Algo que me da vueltas por la cabeza es seguir mejorando, aprender y nutrirme de mis lecturas de autores consagrados, pero también de contemporáneos, y con el ejercicio de seguir escribiendo.