Mariano Dubin
Ariadne Catarine dos Santos
Hace diez años -más precisamente en octubre del año 2010- salía publicado el primer número de «El toldo de Astier. Propuestas y estudios sobre enseñanza de la lengua y la literatura». La revista es dirigida desde su primer número por Carolina Cuesta. Era -y lo continúa siendo- un proyecto motorizado por distintos colegas del Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata y, en particular, por la cátedra de Didáctica de la lengua y la literatura I. Asimismo, contó con el apoyo de la Oficina de Publicaciones de la misma Facultad, hoy Prosecretaría de Gestión Editorial. Así, la revista nació en una tarea colectiva para poner en relieve algunas discusiones que estaban poco o nada consideradas en los debates acerca de la enseñanza de la lengua y la literatura en Argentina. Nombrar a todos quienes lo hicieron posible -docentes e investigadores de los distintos niveles educativos del país, también estudiantes de profesorados, educadores y educadoras en general- sería imposible. Sin embargo, “el Toldo” -como le solemos decir- es principalmente ese trabajo en conjunto (escribiendo, editando, circulando los artículos, haciéndonos llegar comentarios, discutiendo cada número, refiriendo sus artículos para dictar clases, etc.).
La revista nació con una imagen que da cuenta del cruce de tradiciones: el toldo, instrumento popular para protegerse del sol y, asimismo, tienda indígena, es decir, una casa abierta a quien quiera entrar; y el nombre de Silvio Astier, el protagonista de los arrabales porteños de una de las novelas más conocidas de la literatura rioplatense: El juguete rabioso de Roberto Arlt. Este nombre no sólo apeló a un cruce de tradiciones, sino al fuerte compromiso con un tipo de lectura que no fuera sólo la de la circulación más restringida del campo académico. Diez años después podemos afirmar que es una revista mayoritariamente leída por docentes en actividad; aún más, son sus autores en gran parte de los artículos. Es una revista que tiene su cuerpo y su mente en la escuela. Sin perder los requisitos de una revista académica -y su rigurosidad metodológica-, también hemos buscado las fórmulas de la divulgación: artículos que dialoguen con el trabajo docente. Sólo para señalar algunos de los temas tratados en estos diez años y que queremos recuperar en este dossier latinoamericano: política educativa, enseñanza de la lengua y la literatura, análisis del sistema escolar, canon literario y canon escolar, fracaso escolar, trabajo docente, prácticas de lectura y escritura, cotidiano escolar, lenguas indígenas, alfabetización, etc.
Por tanto, desde sus inicios la revista no convalidó la mirada dominante sobre la escuela que se caracteriza por “hablar sobre”, “desde arriba”, “desde afuera”, etc. Los discursos pedagógicos -no importa, en este caso, sus matices más o menos conservadores, más o menos progresistas- se han caracterizados por su exterioridad en relación con la escuela; discursos, además, que han realizado simplificaciones de las complejas dinámicas escolares, a través de la constante búsqueda de responsables del fracaso escolar. Así, las explicaciones de dichas responsabilidades van desde concepciones de “la pobreza cultural”, pasando por las “ausencias” de desarrollos cognitivos varios (que si las “habilidades” o “destrezas”, “comportamientos” o “competencias”) o por las acusaciones a docentes respecto de que el sistema educativo “no funciona” por sus “desavenencias”, por no “actualizarse” suficientemente en alguna “novedad teórica”.
Sortear estas miradas abstractas y especulativas de la escuela es poner en el centro de la enunciación al trabajo docente. Y, de hecho, algunos de los artículos que integran el dossier lo hacen desde distintas perspectivas. Esto no significa que la revista no haya ahondado en debates teóricos y críticos, que no haya recuperado entramados bibliográficos poco conocidos, que no haya asumido varias exigencias del mundo universitario. En suma, El Toldo de Astier es una revista de divulgación, y también de investigación, pero que nunca busca agotarse en el ensimismamiento académico. Procuramos, entonces, relevar los temas que encuentran como importantes quienes participan cotidianamente en la escuela. No a partir de lo que los “especialistas” dicen de antemano que son “los problemas educativos” para ir, desde ahí, a la escuela a “explicarles cuáles son sus problemas”.
Nos alejamos, entonces, de este tipo de posicionamientos buscando concebir otra idea de especialidad disciplinaria que aporte al cotidiano escolar, lo reconozca y comprenda conceptualmente, sin con ello subsumirlo a manera de un empirismo corroborativo. Es por eso que quienes conformamos y escribimos en la mayoría de estos veinte números aún somos docentes activos en el sistema educativo nacional. Para decirlo de un modo más claro: creemos que el territorio de los estudios sobre la enseñanza de la lengua y la literatura, de la alfabetización, y en términos disciplinarios de las didácticas y de las pedagogías, es la escuela. Desde ahí, y no desde otro lugar, sostenemos y buscamos compartir que es posible la producción de un conocimiento científico sobre dichos objetos en los que se implican la lectura y la escritura.
Reponer la enseñanza, el trabajo docente, el aula como centro de la producción de conocimiento didáctico en lengua y literatura no fue fácil. Tampoco actualmente sobre la alfabetización. No sólo porque los problemas de enseñanza siempre se presentaron como un “tema secundario”, “menor” o “marginal” de los estudios lingüísticos y literarios, sino porque -tal como hemos venido señalando con insistencia- este aspecto minorizado de la didáctica en los campos más amplios de los estudios sociales y humanos se convierte en una deriva ideológica que, casualmente, “saca de juego” al área más política de los estudios literarios y lingüísticos. Es decir, desde la didáctica, o las didácticas, se puede llevar a cabo una revisión crítica pertinente, en el sentido de no abstracta, localizada en realidades escolares cotidianas, de las políticas públicas y educativas, los diseños curriculares y las perspectivas dominantes de la enseñanza de la lengua y literatura, la formación de lectores, la alfabetización. También decimos pertinente en el sentido de que la revisión de sus líneas dominantes aporte a zanjar las ajenidades que presentan desde hace décadas en nuestra región con nuestras escuelas, estudiantes, familias y docentes.
Pero, repetimos una vez más, no se trató de reintroducir estos temas como si fuera el trabajo de un laboratorio; aislando al trabajo docente, a las escuelas y sus comunidades; mirando “desde afuera” y “desde arriba” diciendo para dónde debía ir “la cosa”. Fue un trabajo -y lo seguirá siendo- de centralidad enunciativa e ideológica de los actores de la enseñanza, docentes, estudiantes y familias, de una investigación y divulgación de propuestas de enseñanza hechas desde estas voces con anclajes institucionales diversos no solamente en la universidad, sino también en los institutos de formación docente, la escuela primaria y secundaria, los espacios de educación no formal, entre otros.
En este camino -hasta podríamos envalentonarnos y bordonear en la guitarra a lo Atahualpa Yupanqui: “De tanto ir y venir abrimos nuestra huella en el campo”-, y cumpliendo los diez años de trabajo colectivo, llegamos al actual dossier: Enseñanza de las lenguas, las literaturas y alfabetización: un estado de situación en América Latina (Brasil, Argentina, México, Paraguay, Ecuador y Colombia). El Toldo de Astier, en este sentido, tuvo y tiene como objetivo abrir sus puertas a las distintas zonas geográficas que nos constituyen como país en la superación de sus centralismos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. Y con este número aniversario, aún provisorio en relación a todo lo que quisiéramos abarcar, la revista inicia una nueva apertura ahora regional, comienza a trazar un diálogo posible entre colegas de algunos países de América Latina -Brasil, Argentina, México, Ecuador, Paraguay y Colombia- preocupados por el trabajo docente y la enseñanza de las lenguas, las literaturas y la alfabetización.
El presente dossier comenzó a idearse hace algunos años cuando estrechamos vínculos de intercambio de docencia e investigación -y muchas veces de compañerismo y amistad- con colegas de distintas universidades latinoamericanas. En particular, destacamos el convenio celebrado en el año 2014 entre la Faculdade de Educação de la Universidade de São Paulo (Brasil) y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) coordinado desde entonces por Sandra Sawaya y Carolina Cuesta representando a las correspondientes instituciones. A partir de ese año comenzamos a trabajar de manera sostenida en las revisiones críticas de los lineamientos de las políticas educativas sobre la lectura y la escritura en Brasil y Argentina, también la alfabetización y la enseñanza de la lengua y la literatura, lo que permitió la realización de actividades con otros colegas como Valdir Barzotto por la Universidade de São Paulo. Y, con ello, la incorporación en la renovación actual de nuestro convenio de más líneas de acción vinculadas con la enseñanza del portugués. A través de este convenio, hemos compartido con docentes investigadores brasileños, también de otras universidades, nuestras producciones. Asimismo, comenzamos a realizar trabajos en colaboración, entre otros, el que se concreta en el actual dossier bilingüe que cuenta con veintinueve artículos y dos entrevistas.
No creemos, sin embargo, que el término “América Latina” esté exento de posibles problematizaciones. Sí lo utilizamos como una posibilidad geopolítica que sintetiza distintas tradiciones de estos territorios, y de fronteras que más que “separar” muestran las continuidades lingüísticas y culturales entre distintos pueblos. Sólo para ofrecer uno de los ejemplos que presentamos en este número aniversario: el guaraní no puede ser pensado como un “tema paraguayo” ya que, por el contrario, es una lengua que atraviesa con sus variedades a Paraguay, Argentina, Brasil y Bolivia. Es decir, un abordaje sobre el guaraní y sus problemas de enseñanza nos exige pensar una “historia en común” entre nuestros países. Pero, todavía más emerge la posibilidad contemporánea de pensarnos como región, si pensamos que estos territorios -en tanto periferias de los centros mundiales- han sido subordinados a proyectos globales; y sólo podemos entenderlos en su conformación regional, en los impactos de las políticas educativas de los organismos internacionales que se han convalidado en las distintas reformas nacionales de corte neoliberal. En los artículos y entrevistas que componen el dossier podremos reconstruir -si bien recortados en seis países- una posible historia educativa tanto en sus singularidades como en las que nos encuentran en un espacio común.
Este número aniversario, por si fuera necesario aclarar, no se presenta como un estado de la cuestión acabado. Por el contrario, esperamos que inicie un diálogo entre los distintos países que conforman nuestra región. Arrancamos del modo en que aprendimos estos últimos diez años: sumando “al toldo”, ahí dentro, en el fogón de una charla campera, a quienes quieran y por igual, y eso que esta vez tenemos invitados e invitadas que “leíamos en fotocopia”, primero como estudiantes y luego como docentes. Y que cuando fuimos invitándolos a este dossier y se iban sumando, dándonos las gracias, nos sorprendía saber que contábamos con investigadores e investigadoras que hace años venimos leyendo como referencias inevitables.
En ese sentido, quienes colaboran en este número, se sumaron desde la impronta típica del Toldo: ponen a circular, en discusión, nos convocan a colocar en el centro del debate pedagógico y didáctico, las opiniones, los problemas, las dudas, las certidumbres, los sentimientos de quienes dictamos clases todos los días en la escuela.
Por otro lado, no olvidamos las condiciones extremas en las que vivimos y en las que se escribió este número especial. Lo sabemos: los “monstruos de la razón” han depredado al mundo. Pero esta situación nos muestra ya no sólo la necesidad, sino tal vez la obligación, de discutir “el estado de cuestión” de nuestro momento histórico. Desde nuestro lugar: la enseñanza de las lenguas, las literaturas y la alfabetización. Es decir, la escuela. Porque no desconocemos que las condiciones del sistema educativo, las concepciones dominantes en los debates pedagógicos y didácticos, los estándares de calidad escolar, las políticas educativas no pueden disociarse de las políticas de los organismos internacionales y la actual situación mundial. En suma, lo que venimos señalando en el sistema educativo latinoamericano no está disociado de los programas políticos y económicos globales y sus consecuencias sociales.
No olvidamos, por último, que en este derrumbe social, sanitario y económico que vive el mundo, y en particular América Latina, es la escuela una de las instituciones que más contribuye a mantener las condiciones de vida en sociedades cada vez más fragmentadas y desiguales. Son las escuelas donde se siguen encendiendo las hornallas para alimentar a quienes lo necesitan -lo que tal vez sea lo único que muchos puedan comer en el día-; donde se arman los bolsones con los alimentos para poder distribuir; donde se atiende el teléfono para solucionar los problemas del barrio; una escuela que continúa enseñando en el modo remoto que exigen los tiempos actuales. Por eso, ¿cómo no vamos a tener ganas de publicar un dossier por los diez años de El Toldo de Astier, que discuta todo, que piense todo, que tenga la fuerza de un malón y el aguante de Astier por los sopapos de la vida, si este fogón que se enciende una y otra vez tiene el fuego de la fuerza colectiva de la escuela, de sus maestras y maestros, de sus profesores y profesoras, de sus comunidades, de sus barrios, de sus familias? Porque ya lo cantó el Zorzal criollo: “veinte años no es nada”. Diez, entonces, menos que “un soplo”. Nos queda, digamos, cuerda para rato: nuevos números y nuevos aniversarios. ¡Por otros diez años, salú y hasta pronto!
Bienvenidos y bienvenidas por vigésima y vigésimo primera vez. Pasen nomás al Toldo, que hay lugar y mates con bizcochos.