Por Mayrin Moreno Macías
Pintar y dibujar… estos verbos son el cable a tierra de Flor Camargo. Para ella significan mucho más que un instante: son emoción, llevar la sensibilidad a otro nivel, una forma de sentir y expresar la vida. “En todo lo que hago existe el arte, desde comunicarme, cuando redacto el epígrafe de alguna de mis obras en redes sociales, hasta plasmar en un boceto lo que hay en mi mente para luego transportarlo a un lienzo, en este caso, la piel”, dice.
Su espina dorsal es la pintura corporal. Por eso es arriesgada. Trabaja con todos los colores del círculo cromático y en sus diferentes armonías para sacar el mayor potencial. Los combina con las luces, el peinado y la indumentaria. “Muchas de mis obras las elaboro con pintura corporal neón, un nuevo mundo para deleitarse y usar la imaginación, hasta efectos especiales”, dice.
Gracias a la cuarentena inició un nuevo proyecto: Mommy’s. En principio sería exclusivo para embarazadas, pero ahora se tornó en un servicio para cualquier persona que desee tener una sesión artística, ya sea un momento en familia, con amigos; eventos empresariales y sesiones publicitarias para pequeñas y grandes empresas.
“Fue justo en ese proceso de pasar de la presión a la tranquilidad emocional. Quería exclusividad en mi trabajo personal, llevar mi carrera artística hacia otro rumbo, darle una dirección”, dice.
Comenta que ha conocido a muchas mamás. “Las recuerdo a todas, porque en mis sesiones siempre termino haciéndome amiga de mis clientas. Me gusta que todas se vayan con una sonrisa a casa, porque pasaron una linda tarde. Igual, no solo tengo mamás, sino papás que se han atrevido a ser parte de esta revolución”.
–¿Quiénes te acompañan en este proyecto?
–Las personas que siempre me acompañan en todas mis locuras de producción son Yamila Maya en indumentaria y Denise Napolitano en peinados. Confío plenamente en ellas, enormes profesionales y amigas. César Carrizo estuvo como fotógrafo en mis comienzos de producciones artísticas, en los comienzos de Mommy’s, se hicieron algunas fotos con Matías Carrisi, por lo que hay muy buenas obras para mostrar; y ahora en esta etapa nueva, renovadora, me acompaña para plasmar mis obras una supermujer, Carla Fornara.
Ponerle color en tiempos de Covid
Aunque Flor tuvo que posponer todos sus planes, se siente renovada. Esta cuarentena pintó de negro, pero ella le dio un vuelco a ese panorama y le añadió color. Flor es una persona que cuando se le mete una idea en la cabeza, no se detiene hasta hacerla realidad. “Al principio tuve mi momento apocalíptico, al no poder cumplir con los proyectos que tenía en mente. Te hablo de catarsis, porque fue luchar contra mí misma. Pero al fin de todo pude ver lo positivo, de ahí volví a renovar las energías y surgieron nuevas ideas, más masticadas, con más peso. Una de las cosas que hizo la cuarentena en mí es que no solo me escuché, sino que me reinventé y volví a pintar cuadros. Toda mi vida lo hice, pero profesionalmente era todo corporal, ahora sumé al negocio los cuadros decorativos, que son también parte de este salvavidas para mi negocio en tiempos de Covid”.
Todos somos arte
Florencia Velázquez Camargo es el nombre que aparece en su DNI. Ella aprendió a pintar antes que escribir. En sus tiempos de ocio lo disfrutaba. También hacía manualidades. Vivió 10 años en España. “Me sentaba en mitad de la playa en invierno y dibujar era lo más placentero”, expresa. Al regresar a Argentina empezó a estudiar Ingeniería Civil en la UTN. Disfrutaba las materias de dibujo, pero un día, hace 3 años y medio, decidió dejar todo y seguir su camino, el arte. “Comencé con belly painting (pancitas pintadas), cuando no se conocía para nada acá, costó pero ahora está de moda. Luché mucho para que la gente me conociera, porque siento que tengo algo que mostrar, de a poco me fui posicionando en Instagram, ahí fue donde comenzó todo. Pude contactarme con otros artistas de mi rubro y aprender, hasta una de mis obras la eligieron para el catálogo de empresa de una marca conocida de pintura corporal, Glow Body Art, además de todos los reconocimientos de grandes artistas nacionales e internacionales de maquillaje corporal, como Craig Tracy. Desde ahí supe que no me bajaría nunca de este tren. Luego fui arriesgando aún más y empecé con los locales nocturnos de San Rafael, en eventos sociales y privados, cumpleaños o eventos empresariales. Hice perfeccionamientos de maquillaje social para sumarlo a mis obras de pintura corporal. Ahora la pandemia me hizo querer más de mí, decidí que quiero enseñar mi arte a todos, por eso comencé este año en el Instituto Profesorado de Arte, para aprender materias pedagógicas que me permitan ser una gran mentora en arte.
–¿La fantasía es necesaria en nuestro día a día?
–Todos somos arte en diferentes perspectivas. La fantasía es el arte de imaginar, también se puede entender como un grado superior de la imaginación y, en mi caso, me encanta plasmar en mis caracterizaciones todo lo que está en mi mente, o lo que siento en ese momento. Por eso, si tengo que hacer una producción, busco bien al modelo que va a materializar mi obra y me doy el lujo de imaginar mi personaje hasta llevarlo al pincel.