Por Mayrin Moreno Macías
La casa de Adriana Poesía se ha convertido en un búnker creativo. Está ubicada en Caño Amarillo, al oeste de la ciudad de Caracas. Un territorio de creación, de encuentros entre músicos y poetas. Al menos así se recuerda con el entrañable bar «La Estación», más conocido como «El Gardeliano». El bar de los bares con su rockola, sus mesas de madera, poca luz, ese Gardel gigante pintado en la pared, su gente, sus gaveras de cerveza. “Es el sitio de la bohemia del underground de la ciudad”, dice Adriana, la mujer canción, la “militante de la canción y la poesía”.

Estos días desequilibrados, Adriana se encuentra cuidando la vida de sus seres amados y en constante creación. Al principio de la cuarentena hizo algo de música en compañía de su fiel compañero Pope, con las “Sesiones en Casa”, y también se han dedicado a generar piezas audiovisuales.
Este 25 de julio, en pleno cumpleaños 453 de la ciudad, estrenarán el documental «Caracas en Cuarentena» por el canal de Youtube Cogollo Films. Un registro de la época para recordar el inicio de esta “normalidad inesperada”. Un recorrido por distintas parroquias para mostrar historias y emociones de esos héroes anónimos, comprometidos e invisibles, en pie de lucha en una Venezuela que en medio de las adversidades hacen frente a la pandemia.
Sin tristezas ni dolor
“Estos días hemos aprendido y desaprendido, porque la cotidianidad era tan agitada que nos invitaba a estar en movimiento constante. Ahora hemos aprovechado para disfrutar de nuestro hogar, de nuestros afectos y hasta de la cocina, uno se pone creativo con tanto tiempo”, dice Adriana, y agrega que “el mundo se está reseteando. Está en nuestras manos, en nuestra conciencia y en nuestras acciones salir de esto”, expresa Adriana.
Para ella la nostalgia siempre está presente, en la cabecera de la cama. Es uno de los sentimientos que más la mueven y la invitan a crear. “No la vivo con tristeza ni dolor, sino desde el presente, para utilizarla a lo bien”. Recuerda que su agrupación, Poesía, Canela y Miel al principio eran tres. También el nombre inicial. Han pasado por transformaciones, han entrado músicos, se han ido; han incorporado nuevas melodías, y más tarde solo se quedaron con la palabra que los representaba y pasaron a llamarse Adriana Poesía. “Es lo más cotidiano para nosotros. Es mi nombre acompañado de lo que más hago. La evolución es constante y si ven los registros de los inicios, de cuando tocábamos en el metro, podrán apreciarlo”.
–¿Qué sueñas para Venezuela?
–Sueño con un país como el del Chino Valera Mora. Un país en movimiento, un país flotante donde todos somos felices, donde las mujeres son ramos de jacinto, donde los niños sonríen, donde las motos tienen alas. Es utópico, una metáfora, con bastante poesía, pero sueño con ese país en el que cada quien puede hacer lo que le gusta, eso representa un trabajo digno, una acción digna para que quien lo reciba, lo reciba con amor.