Por Mayrin Moreno Macías
Hacer el bien sin mirar a quién es el lema de cualquier bombero. Para Jorge Videla, quien integra el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Salto de las Rosas, ejercer este oficio ha sido una de las mejores decisiones que pudo tomar en su vida. “Y pienso seguir siendo bombero hasta que Dios me lo permita. Este sentimiento no es solo mío, es también el de mis compañeros y camaradas”, dice.
Jorge vive en el barrio Sosneado y viaja en colectivo para ir y volver del Cuartel. Tiene 24 años de edad, estudia la tecnicatura en Higiene y Seguridad Laboral, Calidad y Medio Ambiente en el IES 9-012 «San Rafael en Informática» y trabaja en instalaciones de cercos perimetrales de seguridad. La primera vez que vio a los “Bomberos del Salto” fue en septiembre de 2017 en su facultad. Recuerda que daban una capacitación. Al mes siguiente, en octubre de ese mismo año, abrieron las inscripciones y él acudió motivado, con la intriga de aprender y conocer algo nuevo, y se quedó.
–¿En qué se apoya su labor, además de la solidaridad y el trabajo en equipo?
–Nuestra labor, además de esos requisitos, se apoya en la comunidad y en ayudar al prójimo, a todo aquel que lo necesita, sin importar quién sea. Nosotros tenemos la obligación moral de ayudar y servir de la mejor manera posible.
–De niño, en su casa, ¿se practicaban esos valores?
–Desde pequeño mis padres me enseñaron buenos valores, que son los que hoy en día llevo conmigo. Y los aplico en la vida cotidiana y en este oficio. Se trata de un compromiso con la comunidad y luego con el Cuartel.
En el Cuartel
Jorge cuenta que hoy día el cuerpo activo de bomberos es de 10 integrantes. Hay bomberos que están fuera de servicio por cuestiones particulares y también hay aspirantes que se capacitan solamente de manera online por la situación actual de la pandemia. En un día normal realizan actividades de limpieza y mantenimiento. En la actualidad mantienen una especial atención en la desinfección de las instalaciones, pero si hay alguna intervención, estos efectivos salen y resuelven de la mejor manera. “Cabe destacar que en invierno tenemos mayor actividad porque es la temporada alta de incendios forestales, y de viviendas debido a la necesidad de calefacción”, dice.
Asegura que el Gobierno municipal no aporta la ayuda económica como debería. “Se desentiende de tal responsabilidad. Nos vendría bien que se hicieran cargo y nos ayudaran. Podríamos resolver problemas de mantenimiento que requieren dinero. Es un reclamo que hacemos hace tiempo y esperamos que nos den una respuesta favorable lo antes posible. No nos perjudican solo a nosotros, sino a la comunidad”.
Días de invierno
En el transcurso de estos dos años, Jorge ha tenido varias salidas. Lamenta no poder dedicarle todo el tiempo que quisiera debido a sus demás obligaciones, pero, tiene compañeros que están más presentes y que tienen más intervenciones. “En especial rememoro aquellos días de invierno, en la alta temporada, cuando por día teníamos hasta 16 o más incendios de campo con viviendas expuestas. Recuerdo que un día empezamos a las 8:30 am y terminamos a las 00:30… y de ahí seguimos haciendo tarea administrativa hasta las 3 de la mañana”.
–¿Qué te conmueve cuando te toca estar en un siniestro?
–Me conmueve las pérdidas de vidas que se podrían haber salvado y luego las pérdidas de bienes y materiales de las personas. El fuego es algo que el humano implementó para su evolución y desarrollo en lo largo de la historia hasta la actualidad, pero fuera de control, es peligroso y hay que tenerle respeto. Nosotros trabajamos con respeto al fuego, con capacitación y preparación previa y conciencia de que somos vulnerables, tenemos que cuidarnos nosotros primero para poder cuidar y ayudar a alguien más.