Por Mayrin Moreno Macías
Frente a las desigualdades, otras soluciones son posibles. En eso cree Katy Gibilisco, una de las promotoras del grupo de Facebook «TRUEQUEcuarentena SR».
Aunque ella tenía tan solo 6 años de edad cuando se inició el primer Club de Trueque en la Argentina, en 1995, cultiva su práctica con tacto e ingenio. Su mamá, quien vive en San Martín de los Andes, la agregó a un grupo que hay allá, a Katy le encantó la dinámica y se le ocurrió que acá podía funcionar. No se imaginó que miles de personas, hoy son más de 10 mil, se unirían y se familiarizarían con esos valores intrínsecos al ser humano: solidaridad, empatía, generosidad, hermandad.
“Es imposible que me inspire en un movimiento de una época que no recuerdo. Además en ese momento había bonos, Lecop, patacones y gente que sacó provecho de la necesidad de los ciudadanos. Acá nadie se aprovecha, porque el trueque es directo, sin intermediarios. Aquellos que aún no han participado los invito a que vean en sus casas lo que no utilizan. El trueque ayuda, además de colaborar con aquellos que le cuesta mucho conseguir un mango, a parar EL CONSUMO INNECESARIO DE PRODUCTOS Y CONTAMINACIÓN. REUTILIZAR AYUDA A DISMINUIR LA CONTAMINACIÓN Y EL DESECHO”, dice.
En este grupo la palabra vender no figura por ningún lado o al menos es lo que intentan sus promotores. Permuto, cambio, son las que empiezan a arraigarse. La idea inicial es y sigue siendo dinero cero. Cada quien troca lo que posee y si tienen para ofrecer mano de obra, acuerdan entre las partes y se produce el intercambio. “Todos tenemos cosas que necesitamos y cosas que no usamos o que pueden ser útiles al trueque. Cuesta que las personas dejen de usar el valor del dinero, pero por suerte los mismos integrantes van limitando y cuestionando cuando alguien usa la palabra ‘Vendo’”.
Katy es instructora de yoga, artesana, asesora de Ayurveda e iniciada en Reiki. En su credo también reza: “Creo que la economía social y solidaria es una opción al capitalismo, a un sistema de cooperación mutua. Creo que cuando la situación no es buena, en lugar de quejarme, hay que buscar la salida. Esta no es la solución de la situación pero sí una salida, una ayuda, un espacio para dar y recibir”.