La magia está ahí, y no la vemos…

Por Celeste Napoleón
Ilustración: Pamela Hübbe

la cuerpa

(N° 26 de la serie “Como la common people”)

Nos visitan las ausencias, pero la vida más allá de todo sigue y no te permite bajarte del tren, o al menos unx no decide por ahora bajarse, y qué bueno, porque estar en el tren de la vida es desear y caminar hacia ese deseo, llegar y encontrar otro motivo para caminar hacia otro u otros más.

Hoy abrazo la incertidumbre, y puedo decir que por suerte esta vez no me angustia, es un signo de interrogación dorado e inflado con helio y flota elevándose sobre mi cabeza. Yo le pongo una piola y camino con él hasta que sea posible, si se va por los aires tal vez alguien lo tome y lo devuelva con más respuestas e historias, más aire.

La ansiedad de querer resolverlo todo ya no nos hace bien, porque como dice Gustavo Pena: «Todo tiene un tiempo, vos y yo tenemos la alegría, de tener espacio adentro de este corazón». No sé por qué nos agarra esa furia loca de querer que todo sea precipitadamente conforme al ritmo que nos propone el resto, la sociedad, la ciudad, el tráfico, la urbe… Diez capítulos de una serie en un día.

Elegir otro tema antes de que termine el que estamos escuchando.

Cambiar de capítulo porque posta, el que te voy a mostrar es más tremendo.

No caminar, no andar en bicicleta, con el auto a full, querido esquema corporal para qué te quiero.

Ocio, un lujo.

Estirar, para qué.

Y así vamos, aceleradxs, impulsivos, decidiendo en cada oportunidad y momento cosas contradictorias entre sí.

Ayer te dije esto, hoy te digo esto.

Ayer me dije esto, hoy desdigo lo que dije, es más, quiero olvidar que me dije lo que me dije por temor a que, no sé…

Ir por la vía zen no nos va a salir, occidentalidad fuerte.

Pensamos más en la cura de las cosas que nos podemos pescar que en lo que queremos hacer antes de que nos pesque u otras cosas pasen, qué queremos sentir, decir, hacer.
La única salida que le encontramos a la monotonía es sumamente reglada, primer año, segundo año, examen, capítulo, episodio, un par de reacciones que simplifican el arsenal de emociones que nos pueblan; vamos, apretá, hace clic… hoy que es fin de semana haremos esto. Hoy que tal cosa… esto otro.

¿Hay lugar en tu vida para lo impredecible o cuando viene lo anulás completamente?
Repito.

¿Qué lugar le das a esas cosas que parecen actuar por azar, sincronía en tu vida?

¿Acaso todo se trata de encajar? ¿Encajar en qué?

Estoy acá sin poder patear el tablero pero contemplando los movimientos.

Tengo ganas de que ocurran cosas mágicas, pero no de esas que aparecen en las pelis, esas cosas mágicas que nos arrebatan de la realidad o que no vemos en la realidad por estar distraídxs de la vida que nos rodea (Cabral querido).

Yo no sé qué decirte, la magia está ahí, y no la vemos, ojalá te mire un niño o una niña con picardía y la descubras, o tu abuelx se ría a carcajadas, tu mamá te abrace con la ternura que solo ella puede, tu padre suelte las escasas lágrimas que su estructura le permite y te las entregue como perlas únicas, tu hijx te diga que es feliz en casa, en la escuela, en la cancha, en el parque… te den manso pero manso beso de esos llenos de pasión, tu gato te ronronee, el perro te ponga las patas encima, la luna esté grande y naranja, la persona que amás te diga que también te ama, mirés el cielo, puedas tirarte en el pasto, puedas bailar cumbia, saltar en un pogo, cerrar los ojos y escuchar jazz, disfrutar el tacto, sentir aromas, ver colores únicos.
Estás vivx y todas estas cosas son gratis.

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