Por Bautista Franco
Los artistas callejeros de todo el país se organizan a través de las redes. Al igual que hace mil años, ellos viven de las funciones que realizan y ahora sufren un duro golpe en medio de una precarización enorme. La población circense se encuentra a la deriva, ya que la cuarentena los ha dejado sin el público que habitualmente tenían y que salían a encantar en las calles, semáforos, plazas y salas.
En San Rafael, de la mano del artista callejero Markos Gasparlouis, recolectan donaciones para ayudar a aquellos que más lo necesitan. «Nadie está recibiendo ayuda alguna y tampoco hay una política cultural que apoye a los artistas circenses específicamente. Es por eso que nos hemos organizado a nivel nacional y hemos armado un equipo de trabajo. La idea es generar una ley de circo que ampare la labor circense dentro de las otras áreas, ya que esta es una de las más subterráneas, al igual que otras artes que no son tomadas en cuenta como actividad profesional».
El objeto del proyecto busca abarcar a la totalidad de los artistas circenses. Esta idea la vienen impulsando artistas que han visto la volatilidad de sus derechos y que ahora esperan el sorteo de subsidios y ayudas que no alcanzan para todos o, peor aún, ni siquiera les llegan porque son tenidos en cuenta. Una actividad que debe ser revalorizada.
«Desde la organización provincial hemos organizado una colecta para colaborar con ayuda alimentaria a los compañeros más afectados», explica Markos, haciendo énfasis en las tareas locales para salvar las necesidades más urgentes del gremio.
Markos Gasparlouis, de Malajunta Circus, hacía funciones todos los fines de semanas en el Parque de los Niños. Chicas y chicos de todos lados acudían a ver los números de malabares y actuación. Es un personaje que es parte del espacio y su presencia es esperada. Su principal ingreso provenía de la gorra, en la que grandes y chicos pagaban el precio de la risa. Ahora el parque es un espacio vacío y las funciones de Malajunta no pueden estar.
Para Markos, «el arte es una actividad esencial para la salud, hace que las personas tengan identidad propia, ya que a través del arte se muestra la cultura en general y se fortalece lo autóctono. El arte es todo. Cualquier persona, lugar, es arte. Las personas que trabajan en arte tienen como tarea sacar a la luz esa sensibilidad de la sociedad».