Por Marcos Martínez
Ilustración: Martín Rusca

Capítulo 4
Ante la falta de alguna especie de explicación científica, médica o si quiera racional, la moral es la causa de la peste. Las costumbres licenciosas, la bebida, trasnochar y todo aquello que tiene algún vaho a pecado es la causa de la peste. Las tintas de los diarios trazan los caminos de la moral y las buenas costumbres para sobrevivir al flagelo y la gente quiere creer pero desconfía. Lo único que se contrapone a esta hipótesis es que la peste comenzó en los barrios de obreros, donde el trabajo a destajo no deja ni el dinero ni la energía suficiente para dedicarse al pecado.