Adriel Gómez: “En la calle tiene que haber mucho color”

Por Mayrin Moreno Macías

 

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Las hojas rayadas se amontonan en cada rincón de su casa. El instinto asoma de día o de noche con los oídos sumergidos en las canciones de Ayax y Prok o Canserbero. Sus herramientas de siempre: una lapicera y un pedazo de papel. También tiene a mano los pinceles y las pinturas que le sobraron de un mural. Hace poco pintó sobre un cartón que estaba roto y le gustó. «No siempre la pintura va en un cuadro, entra mucho en juego la creatividad”, dice Adriel Gómez.

Él, con 21 fantasmas a cuestas, ha aprendido a ver lo bonito en las pequeñas cosas. También se apoya en la naturaleza y en las amistades. “A veces la monotonía nos hace olvidar todo eso y en realidad somos un cúmulo de detalles y cosas bonitas”.

Por estos días en los que faltan los besos y los abrazos, pinta y dibuja lo más que se pueda. También tiene en mente aprender a tocar la guitarra. Disfruta del tiempo, tiene ganas y la posibilidad de convivir consigo mismo. Además la lectura ha sido una buena compañía. “No hay mejor momento para crecer y meditar sobre nuestras vidas, a más de uno le debe haber surgido una duda existencial. Es un momento para generar conciencia,  aprender y crecer”.

 

 

Pinta su aldea

En 2018 empezó el Profesorado de Arte en el IPA, pero abandonó. No le apasionó la idea de enseñar.  “Descubrí que hacer no es lo mismo que enseñar arte, es más profundo…  Sus fronteras se expandían más allá de una nota o una aprobación. Por suerte, tuve la posibilidad de conocer a Patxi (Mazzoni), otro artista de Sanra, que me ayudó a aprender un poco más y abrió mis puertas a más posibilidades. Hace muy poco tiempo que empecé y tengo ganas de crecer y seguir aprendiendo”.

Adriel participó de las dos ediciones del concurso de murales “Pinto mi Aldea”. Aunque no le gusta competir, aprovechó ambas ocasiones para conocer a otros artistas y hacer amigos. “Son eventos que enriquecen a Sanra”, dice. Dos de sus murales están en La Pampa y pasaje Santa Ana y otro en Bernardo de Irigoyen y Francia. En el de La Pampa quiso representar el ego. Es un mural imponente. “Cuando tratamos de crecer en lo personal, en nuestras cabezas nos peleamos con nosotros mismos. El ego es una de las cosas a vencer”.

–¿Cómo es tu proceso creativo?

–Siempre busco enriquecerme de otras artes, tratando de entender sus metáforas y la perspectiva del artista. Y no solo de artistas sino también de personas, nadie ve el mundo de la misma manera y de todos se aprende algo. Al final somos un mar de seres subjetivos con distintas realidades.

¿Escuchas música cuando dibujas?

–Me encanta escuchar música fuerte. Escucho de todo, pero últimamente me está gustando mucho el rap y su manera de entender las cosas con rimas. Cada canción es una historia diferente y a veces usan palabras difíciles.

¿Tus colores?

–Me gusta usar un solo color y variar sus tonos, hace que se vea bonito. Generalmente dibujo con lapicera, pero en la calle tiene que haber mucho color. Una pequeña intervención puede alegrar un día o ayudar a alguien, además de cortar con la rutina.

 

La sensibilidad del artista vale más de lo que piensan

Adriel Gómez, dibujante y pintor, se saca el barbijo y llama a que en medio de este distanciamiento forzoso valoren el arte. «Que paguen al artista, su arte vale… No hace falta una pandemia para que vean lo importante que es, hoy muchos están sacando su parte artística para no sentirse tan agobiados con el encierro. El arte va más allá de la estética o el ‘qué bonito’. Entiendan la metáfora, la historia y lo que tiene para decir el artista. Si lo entienden, pueden aprender mucho. La sensibilidad del artista vale más de lo que piensan”.

 

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