Por Reinaldo González
Fotos: Mayrin Moreno Macías
“Vendimia paralela no es contravendimia”, aclara Marcos Martínez, director de «Bendita tierra de uranio», cada vez que lo consultan. Una crítica, sí; con sarcasmo, sí; con reina, también; pero en una inédita distopía sanrafaelina ubicada a finales del siglo XXI, cuya génesis es la modificación de la ley 7.722 en el año 2019 para dar paso a la megaminería y, con ella, al uso de sustancias sumamente tóxicas, como el cianuro, el ácido sulfúrico, entre otras.
Una obra construida de manera colectiva durante varias noches de ensayo. Cada jornada sirvió para incorporar ideas y nuevos talentos, que confluyeron en una puesta en escena auténtica, incisiva, mordaz, con danza folclórica, contemporánea y aérea, música en vivo, interacción con el público y un claro mensaje a favor de la vendimia en su esencia: ese momento de cosechar los frutos del trabajo en el campo, en un contacto consciente con la naturaleza y todos sus elementos.
Lo que no ocurre en esta historia “basada en hechos reales” es la movilización masiva del pueblo mendocino, lo que deja el camino libre para que las multinacionales, con el aval de una mayoría legislativa, extraigan todo metal que haya tenido la osadía de formarse en la Cordillera, no sin antes succionar hasta la última gota de agua de nuestros ríos. Una pretensión que continúa y obliga a estar atentos ante los eventuales ataques contra la ley y contra la vida.
La tercera Vendimia paralela de San Rafael contó con la participación de las bandas locales El Vendaval, Tu Señora Cumbiamba y Dr. Kumalo.